Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

Adios a la arquitectura rural compacta y comunitaria. Una visión desde un enfoque diferente

Daniel Boyano Sotillo
Colectivo El Huerto del Pozo
Puebla de Sanabria 15 de noviembre de 2014


"El urbanismo es esta toma de posesión del medio ambiente natural y humano por el capitalismo que, desarrollándose lógicamente como dominación absoluta, puede y debe ahora rehacer la totalidad del espacio como su propio decorado"




En estos últimos años se ha conseguido un resultado que no era fácil de lograr: rodear los más bellos pueblos y villas de casas y  periferias feas; además de privatizar el espacio público existente previamente. Trato de explicarlo escribiendo estas líneas .
 ¿Por qué ha sucedido todo esto? Y en un tiempo tan reducido de solo 30 o 40 años atrás. Porque si fuera un proceso histórico que empieza a lo largo de los siglos, sólo podríamos achacarlo al desarrollo, y por lo tanto no podemos hacer nada, no se puede volver atrás. Pero no es así, y ahora nos estamos dando cuenta ya que hasta hace poco el futuro se asociaba a progreso mientras que hoy lo vemos como algo amenazante e incierto. 
Hemos perdido nuestra arquitectura popular (excepto la destinada a las personas de fuera, es decir el turismo) excesivamente rápido. Por eso no podemos aceptar una actitud de resignación y por eso se justifica la rabia y las ganas de cambiar. No para volver atrás, sino para ir adelante de otra manera (sin olvidar nuestro pasado).El futuro no es la recreación del pasado sino la creación de lo nuevo, pero su realización exige el tomar aquél como provechosa fuente de lecciones y enseñanzas, que se han de considerar con respeto, afecto y discernimiento, para aplicar lo positivo (que era mucho) a las nuevas condiciones.  Y es que no ha sido un plan, no ha sido un proyecto que ha cambiado los pueblos, sino sólo intereses económicos ayudado por leyes como la del suelo que llena las arcas de los ayuntamientos de forma rápida mediante las licencias de construcción y el I.B.I anual. Por eso no podemos aceptarlo.
En estos últimos años he ido recopilando testimonios sobre el mundo rural tradicional y he deducido que somos indignos de nuestros antepasados ya que con las nuevas viviendas individualizadas o barrios enteros residenciales que rodean los pueblos, villas e incluso ciudades en la actualidad, se han perdido las plazas, espacio histórico de encuentro entre las personas. Solo quedan plazas en los espacios históricos antiguos y muchas de ellas han sido convertidas en aparcamientos de coches en las que no se observa ni un solo banco donde poderte sentar a hablar con tu vecino o vecina (la estética de las plazas lo dejamos para otro artículo). Se perdieron los espacios de encuentro incluso se dificultan los espacios de tránsito escalonando las aceras calles con fuertes pendientes, impidiendo de este  modo que transiten por ellas carritos de bebes, carros de la compra, personas con movilidad reducida…
Hemos podido seguir viviendo en una pueblo que estaba perdiendo todas sus características humanas, pero ¿quién pudo hacer esto? ¿quién pudo sobrevivir? He dicho justamente nosotros, pensando en los hombres, como adultos, hombres y trabajadores, nos han dado más que a nadie. Porque las niñas y niños, ancianos y ancianas, muchas mujeres… no conducen, y todo lo que el pueblo ha hecho para coches no les interesa nada, o mejor, les interesa porque hay más coches en la pueblo y, como le escuche a un niño, menos lugar para jugar ¿Qué estaba diciendo este niño? estaba diciendo que yo estoy estacionando mi coche en el espacio público que es también el suyo. Y si así lo hacen todos él no tiene lugar para jugar. Pero ¿es importante que los niños jueguen? ¿o es un lujo? como a veces parece. Para mi es imprescindible ya que si un niño no juega, no crece. Además solo cuidamos un espacio cuando lo queremos, y solo lo queremos  cuando lo conocemos teniendo experiencias continuas en el mismo (jugando, hablando, caminando…) creándose un vínculo de unión e identidad entre el espacio público y la persona haciéndote sentir orgulloso de ser de allí.
En los últimos años, el cambio más fuerte ha sido la separación. El centro del pueblo se ha quedado vacío, o reservado para el turismo cuando lo hay, y nació un nuevo modelo de construcción, enorme, espantoso, que son las periferias de los pueblos y villas modernas.
El pueblo es un lugar donde cada uno tiene necesidad del otro porque es una estructura compartida donde todos los servicios están mezclados (tiendas de alimentación, colegios, tiendas textiles, tabernas...) Y paralelamente a este proceso se ha creado un proceso nuevo muy importante, el pasaje de lo público a lo privado. Yo me acuerdo muy bien de mi infancia, épocas en que no se veía la hora de salir de casa, porque todo lo que nos interesaba estaba afuera: los amigos, las amigas, los juegos, los intereses, las asociaciones, el monte, el rio, el partido…, todo lo que era nuestra actividad. En casa se estaba el tiempo mínimo posible, lo necesario y después afuera. Por esto, todo el interés del pueblo estaba en lo público, porque era allí donde vivía la gente. Es más me atrevo a decir que antes éramos "niños y niñas públicos", ya que nos relacionábamos con todo el pueblo, mientras que ahora se tiende a las "niñas y niños privados" sobreprotegidos del exterior e impidiendo de esta manera que puedan crecer y autoformarse de forma correcta. De ahí que veamos continuos casos de niñas y niños con problemas de personalidad, de dependencia, de depresiones… en fin, de relación con los demás al no poder superar el salto traumático que le supone pasar de la infancia "sin conocer el mundo exterior" a la adolescencia.  Esta falta de comunicación trae consigo problemas de comprensión intergeneracionales ya que los ancianos no entienden a los jóvenes, los adultos a los adolescentes… y así sucesivamente. Un ejemplo es la sensación de inseguridad que puede sentir una persona adulta al ver un grupo de adolescentes, esta suele tender a pensar que algo malo están tramando, y esto ocurre por simple desconocimiento de la realidad de nuestros jóvenes.
Volviendo al tema de la vivienda, hoy entendemos nuestro hogar como un refugio de las amenazas exteriores(más bien falsas amenazas que son construcciones artificiales dentro de nuestra cabeza). La casa está defendida hacia el exterior: puertas blindadas, sistemas de alarmas, maneras para ver sin ser vistos, enseñando a nuestros hijos no abrir a nadie, a no tener confianza en nadie. Es aterrador  como nos auto aislamos si lo pensamos un poco.
Al mismo tiempo se ejecutan en las escuelas y colegios programas para educar para la paz, para la multiculturalidad, para la tolerancia ¿Cómo es posible? ¿Cómo pueden creérselo? si estamos educándolos para no tener confianza en nadie.
Por otro lado, pero sin perder el hilo argumental, en nuestra sociedad se comparte la idea de que la seguridad es función de la defensa. Es decir, que para que haya más seguridad en un pueblo, monte, carretera… hay que aumentar el número de agentes represivos o aumentar el número de medios de defensa como cámaras en las vías públicas o sistemas de control. Yo estoy profundamente convencido de que la seguridad del pueblo está en la participación de la gente, en la presencia, en la ocupación del espacio. Con lo cual necesitamos volver a una pueblo que tenga espacios públicos porque haya gente constantemente. Así llegamos a un punto en el que los temas de lo público y la seguridad parecen dos temas casi en conflicto entre ellos, y hoy estamos buscando la seguridad renunciando a lo público. 
Personalmente me siento más seguro en un espacio donde la gente habla, coopera y se relaciona que en otro lleno de agentes represivos y cámaras de vigilancia, ya que no hay que olvidar que la seguridad es un sensación.
Para concluir pienso que el reto de los próximos años será cohesionar y transformar la periferia de los pueblos en pueblo verdadero.


*En cuanto el término urbanismo deberíamos ir buscando una palabra similar para el mundo rural.




*Ideas de Tonucci y D.B.S.

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