Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

Ya podéis adquirir Beatriz y la loba



Beatriz, una joven del barrio de Olivares, y Oak, una lobezna nacida en las faldas de la Sierra de la Cabrera, pierden a la vez los sustentos necesarios para la vida: hábitat, familia, alimento y trabajo. En el trayecto vital que realiza cada hembra para sobrevivir, se van definiendo aspectos esenciales de la cultura propia de cada especie y de los efectos generados por la interacción entre ambas. Los personajes que las acompañan en su tránsito, vivos y muertos, contribuyen a ponerlos de manifiesto. Santiago, joven camionero originario de Val de Fuentes, pueblo ribereño del río Negro; Severino, su difunto abuelo; Cedrik, lobo errante que acaba de alcanzar la madurez; Vecio, lobo viejo y apátrida; Manuel, un anciano con añoranzas de otro tiempo; o Lucía, amiga íntima de Beatriz.
La violencia de género y de especie, que algunos machos de Homo sapiens infringen a sus hembras y a los cánidos salvajes, se constituye en el hilo que hilvana la vida de Beatriz y de Oak.
En Beatriz y la loba, la naturaleza de la comarca zamorana de la Carballeda, es mucho más que el marco en el que se desarrolla la novela. La energía vibrante y sutil de las especies que la pueblan, de sus aguas y de sus peñas cristalinas, fortalece el latido de los corazones de las dos hembras heridas, y el paso o el trote de mujer y loba, en pos de una vida digna.

Así era Chaguaceda


Era Chaguaceda un pueblo sanabrés en las inmediaciones de Robleda. Con el paso del tiempo y, como castigo divino, fueron desapareciendo sus habitantes diezmados por la peste. Los pocos que quedaban vivos abandonaron el pueblo, llevándose todas las imágenes de la iglesia, excepto una de San Pelayo, porque lo consideraban el culpable de todas sus desgracias. Se refugiaron sus habitantes en los pueblos vecinos de San Juan de la Cuesta y Cervantes, de modo que Chaguaceda se convirtió en un pueblo totalmente deshabitado. Sólo quedó un habitante, que estaba ausente del pueblo cuando sus convecinos lo abandonaron: era Chambón, de oficio ferraganchán, es decir, arreglador de cacharros metálicos u hojalatero.


Chambón quedó sorprendido al no encontrar a nadie cuando llegó de uno de sus viajes, pero de repente le pareció oír unas voces y siguiendo el sonido de estas lamentaciones llegó a la iglesia, donde San Pelayo le contó cómo el diablo había hecho que los habitantes de Chaguaceda lo abandonaran por creer que él pudo detener la peste y no lo hizo. El ferraganchán y San Pelayo decidieron irse a vivir juntos a casa de Chambón y así poder dejar la puerta de la iglesia abierta para no desairar a los peregrinos que pasaran por el pueblo. De esta manera, ambos se hacían compañía y recorrían juntos la comarca solucionando el problema de la soledad común.

En Bici desde Puebla de Sanabria a Rio de Onor 21 de junio de 2014

Será un paseo por la Sierra de la Culebra que terminaremos almorzando en Rio de Onor.
ACTIVIDAD LIBRE Y GRATUITA SIN INSCRIPCIÓN
No olvidar el casco