Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

Última llamada

Esto es más que una crisis económica y de régimen: es una crisis de civilización
Los ciudadanos y ciudadanas europeos, en su gran mayoría, asumen la idea de que la sociedad de consumo actual puede “mejorar” hacia el futuro (y que debería hacerlo). Mientras tanto, buena parte de los habitantes del planeta esperan ir acercándose a nuestros niveles de bienestar material. Sin embargo, el nivel de producción y consumo se ha conseguido a costa de agotar los recursos naturales y energéticos, y romper los equilibrios ecológicos de la Tierra.
Nada de esto es nuevo. Las investigadoras y los científicos más lúcidos llevan dándonos fundadas señales de alarma desde principios de los años setenta del siglo XX: de proseguir con las tendencias de crecimiento vigentes (económico, demográfico, en el uso de recursos, generación de contaminantes e incremento de desigualdades) el resultado más probable para el siglo XXI es un colapso civilizatorio.
Hoy se acumulan las noticias que indican que la vía del crecimiento es ya un genocidio a cámara lenta. El declive en la disponibilidad de energía barata, los escenarios catastróficos del cambio climático y las tensiones geopolíticas por los recursos muestran que las tendencias de progreso del pasado se están quebrando.
Frente a este desafío no bastan los mantras cosméticos del desarrollo sostenible, ni la mera apuesta por tecnologías ecoeficientes, ni una supuesta “economía verde” que encubre la mercantilización generalizada de bienes naturales y servicios ecosistémicos. Las soluciones tecnológicas, tanto a la crisis ambiental como al declive energético, son insuficientes. Además, la crisis ecológica no es un tema parcial sino que determina todos los aspectos de la sociedad: alimentación, transporte, industria, urbanización, conflictos bélicos… Se trata, en definitiva, de la base de nuestra economía y de nuestras vidas.
Estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible. Nuestra cultura, tecnólatra y mercadólatra, olvida que somos, de raíz, dependientes de los ecosistemas e interdependientes.
La sociedad productivista y consumista no puede ser sustentada por el planeta. Necesitamos construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a una enorme población humana (hoy más de 7.200 millones), aún creciente, que habita un mundo de recursos menguantes. Para ello van a ser necesarios cambios radicales en los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial: y sobre todo en los valores que guían todo lo anterior. Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera, y utilice la investigación, la tecnología, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Necesitaremos para ello toda la imaginación política, generosidad moral y creatividad técnica que logremos desplegar.
Pero esta Gran Transformación se topa con dos obstáculos titánicos: la inercia del modo de vida capitalista y los intereses de los grupos privilegiados. Para evitar el caos y la barbarie hacia donde hoy estamos dirigiéndonos, necesitamos una ruptura política profunda con la hegemonía vigente, y una economía que tenga como fin la satisfacción de necesidades sociales dentro de los límites que impone la biosfera, y no el incremento del beneficio privado.
Por suerte, cada vez más gente está reaccionando ante los intentos de las elites de hacerles pagar los platos rotos. Hoy, en el Estado español, el despertar de dignidad y democracia que supuso el 15M (desde la primavera de 2011) está gestando un proceso constituyente que abre posibilidades para otras formas de organización social.
Sin embargo, es fundamental que los proyectos alternativos tomen conciencia de las implicaciones que suponen los límites del crecimiento y diseñen propuestas de cambio mucho más audaces. La crisis de régimen y la crisis económica sólo se podrán superar si al mismo tiempo se supera la crisis ecológica. En este sentido, no bastan políticas que vuelvan a las recetas del capitalismo keynesiano. Estas políticas nos llevaron, en los decenios que siguieron a la segunda guerra mundial, a un ciclo de expansión que nos colocó en el umbral de los límites del planeta. Un nuevo ciclo de expansión es inviable: no hay base material, ni espacio ecológico y recursos naturales que pudieran sustentarlo.
El siglo XXI será el siglo más decisivo de la historia de la humanidad. Supondrá una gran prueba para todas las culturas y sociedades, y para la especie en su conjunto. Una prueba donde se dirimirá nuestra continuidad en la Tierra y la posibilidad de llamar “humana” a la vida que seamos capaces de organizar después. Tenemos ante nosotros el reto de una transformación de calibre análogo al de grandes acontecimientos históricos como la revolución neolítica o la revolución industrial.
Atención: la ventana de oportunidad se está cerrando. Es cierto que hay muchos movimientos de resistencia alrededor del mundo en pro de la justicia ambiental (la organización Global Witness ha registrado casi mil ambientalistas muertos sólo en los últimos diez años, en sus luchas contra proyectos mineros o petroleros, defendiendo sus tierras y sus aguas). Pero a lo sumo tenemos un lustro para asentar un debate amplio y transversal sobre los límites del crecimiento, y para construir democráticamente alternativas ecológicas y energéticas que sean a la vez rigurosas y viables. Deberíamos ser capaces de ganar grandes mayorías para un cambio de modelo económico, energético, social y cultural. Además de combatir las injusticias originadas por el ejercicio de la dominación y la acumulación de riqueza, hablamos de un modelo que asuma la realidad, haga las paces con la naturaleza y posibilite la vida buena dentro de los límites ecológicos de la Tierra.
Una civilización se acaba y hemos de construir otra nueva. Las consecuencias de no hacer nada —o hacer demasiado poco— nos llevan directamente al colapso social, económico y ecológico. Pero si empezamos hoy, todavía podemos ser las y los protagonistas de una sociedad solidaria, democrática y en paz con el planeta.

Mundo rural tradicional, Permacultura, Buen Vivir y Capitalismo.

Daniel Boyano Sotillo
Riobamba, 25 de abril de 2013



"Quien solo se alimenta del pasado y  sueña con el futuro sufre de  insomnio y hambre"

Ante el fracaso en la construcción de sociedades en la modernidad, los pueblos originarios tienen un mensaje hoy para la sobrevivencia del mundo. Cuando hablamos del Sumaj Kawsay, del Sumaj Qmaña, o del Buen Vivir, no estamos hablando para nosotros y nosotras. Ese es el mensaje de las culturas originarias andinas, que puede resolver crisis desde nuestras filosofías y que tanto se parece a la sociedad convivencial del mundo rural tradicional. Los pueblos originarios tienen la creencia que no solo es posible trasladar este conocimiento antiquísimo heredado de las primeras personas pobladoras del mundo, sino que es una tarea para este mundo contemporáneo de crisis de todo tipo. 
Consideró que así como los conquistadores (Romanos sobre la cultura Celta, Europeos sobre las culturas originarias de América, Ingleses sobre la cultura aborigen de Oceanía...) llegaron a  mostrar lo que consideraban el mundo moderno y a decirles a los nativos el estado de atraso en que supuestamente estaban. Ahora los pueblos originarios deben mostrarles sus saberes a esas regiones estimadas desarrolladas economicamente.  Tanto los pueblos originarios como el mundo rural tradicional pueden enseñar su filosofía como una nueva manera de construir una sociedad, a partir del restablecimiento del equilibrio con la Tierra. 
Respecto a cómo se ha traducido el concepto del Vivir Bien en Bolivia en las políticas públicas nacionales, o Buen Vivir en Ecuador, señaló que se trabaja en la construcción de una sociedad a partir de los conocimientos y saberes de los pueblos ancestrales para combinarlos con la modernidad. 
"Esa será nuestra forma de medir nuestros avances", aseveró, y apuntó que el Sumaj kawsay o el Sumak Qmaña no es un objetivo, sino una consecuencia de lo que es posible, sobre la base de una relación de igual a igual con la naturaleza. En el mundo occidental han surgido teorías por pequeños colectivos alternativos que siguen una filosofía similar como el decrecimiento, la vuelta al campo, la permacultura, o la biomímesis también conocida como biomimética o biomimetismo, que es la ciencia que estudia a la naturaleza como fuente de inspiración imitándola. Tampoco nos podemos olvidar de los grupos libertarios que en los últimos siglos han intentado implementar proyectos de vida autogestionados o las tierras comunales gestionadas por Concejos Abiertos que existen en Europa desde que en ellas habita el ser humano.

Estas afirmaciones se hacen en un contexto en el que el actual sistema capitalista no es sustentable ni ecológica, ni moral, ni social, ni cultural, ni económicamente. De este modo es complicado, pero posible a pequeña escala y con vistas de expansión mediante relaciones solidarias de cooperación,  que funcionen instrumentos o modos de entender la vida tan útiles como la Permacultura, que busca recuperar estos saberes ancestrales en todas las partes del mundo para vivir en simbiosis con la Tierra. Y digo que este sistema capitalista no es sostenible ecológicamente, porque la base de recursos naturales que lo sostiene posee límites, conocidos como el del petróleo (no renovable), además de los efectos de su utilización en forma de energía (efecto invernadero), y en el caso de los renovables, no se respetan sus ciclos de reposición. No es sostenible socialmente, porque con el objeto de  maximizar ganancias, lo hace a través de disminuir costos pagando salarios de indignos, con distribución desigual de la riqueza y creando pobreza en la mayoría de las poblaciones, generando amplias brechas entre las diferentes clases sociales. No es sostenible culturalmente, porque busca la uniformización de las diferentes culturas y pueblos del mundo, mediante la creación de necesidades, imposición de conductas, patrones de consumo, modas y transculturización, a través de los medios de comunicación masivos. Y por último no es sostenible económicamente, porque como ya dije, está basado en la explotación de recursos naturales finitos, y es sabido que si se acaba con el capital natural (recursos naturales), sea por su agotamiento, degradación o contaminación, eventualmente se quedará sin recursos para continuar el proceso de producción, además de los residuos que se generan. Un análisis incluso superficial entre ecología y capitalismo identifica una contradicción básica. Donde impera la práctica capitalista se envía al exilio o al limbo la preocupación ecológica. Ecología y convivencia social se niegan frontalmente con el capitalismo. No hay acuerdo posible. Si, a pesar de ello, la lógica del capital asume el discurso ecológico... o es para obtener lucro, o para espiritualizarlo y así vaciarlo, o simplemente para imposibilitarlo y, por tanto, para destruirlo. El capitalismo no sólo quiere dominar la naturaleza, sino extirpar todo de ella, saquearla. El sistema capitalista necesita crecer para sobrevivir, no tiene límites, pero se basa en unos recursos naturales, yo prefiero llamarlo patrimonio natural, finito, por lo que no tiene sentido en si mismo. 
La crisis múltiple que vive la humanidad, y que se ha acentuado en los últimos 30 años, (desertificación, pérdida de la biodiversidad y derechos sociales, recalentamiento global, rompimiento de la capa de ozono, extinciones masivas y aceleradas, hambrunas, y cambio climático) no puede entenderse como fenómenos neutros, no pueden ni deben ser estudiados, de acuerdo a la metodología positivista clásica, como hechos aislados del modelo de organización político económico y social que ha dominado a la mayor parte del mundo en los últimos 300 años, esto es, el capitalismo.
El capitalismo debe ser entendido no como un simple sistema de propiedad y producción sino como un sistema de organización económica y social, como un sistema de relaciones entre los seres humanos y entre estos y el medio natural no antropizado. La cultura de la dominación, de la apropiación privada y de la explotación, paradigmas del capitalismo, se ha extendido no sólo a las relaciones de producción entre las personas, sino también a la naturaleza. En el capitalismo la naturaleza es transformada de una entidad ecológica con complejas relaciones holísticas a una entidad económica con relaciones mercantiles de producción. Los derechos de propiedad y las relaciones de producción capitalistas condicionan explícitamente las formas y manejos de los ecosistemas ubicados en cada país o región sometidos a las leyes del mismo.
La racionalidad económica capitalista se caracteriza por el desajuste entre las formas y los ritmos de extracción, explotación y transformación de los recursos naturales por parte del sistema y las condiciones necesarias para la conservación y regeneración de los ecosistemas intervenidos.
Además, la actual multi crisis es parte de un entramado de acciones cuyos resultados se pueden proyectar al pasado y constatar su repetición en las crisis cíclicas ya experimentadas (crisis de los 30, 70 o 90), debido a operaciones de sobreproducción y maximización de ganancias, rentabilidad máxima, que estalla por el descontrol y especulación, por parte de los gobiernos y de los actores económicos privados, desajustes promovidos por los mismos agentes políticos a sueldo o colocados en puestos claves del gobierno por los mismos agentes económicos privados. Todo lo anterior debido a un afán de lucro desmedido, en el que nunca es suficiente la concentración de riquezas, tanto a nivel de países como de individuos que poseen los medios para someter países, poblaciones y voluntades, sea de forma encubierta con gobiernos no electos que deciden por nosotras y nosotros (FMI, BM, OMC, OTAN, USAID, ONGs, Plan Colombia, Plan Puebla Panamá) o de forma descarada, como las invasiones militares con patente de corso (casos Sahara Occidental, Palestina, Irak, Afganistán, Golpe de Estado en Honduras y Paraguay), lo que les garantiza amplias opciones de dominio y poder. Esto justifica actos de desobediencia civil ya que las personas causantes de la crisis no están siendo responsabilizados y no sufren mientras que pueblo si con todas las medidas de recortes sociales. Por todo ello se puede afirmar que el sistema capitalista neoliberal es como la cebolla, contra más capas quitas y lo descubres, más lloras.
A escala local se puede y debe de luchar contra las fuerzas externas antes explicadas, de ahí la dificultad de aplicación de proyectos autogestionados permaculturales que van en contra del sistema.  Al ser lo local la escala más propicia para que la ciudadanía conozca y exija sus derechos, los cambios que se presenten en la calidad de su gestión incidirán directamente en la evaluación general que tengan los ciudadanos y ciudadanas de la administración, servicios públicos, y sostenibilidad de la gestión en general, ambiental, social, cultural y económica. Como elementos claves, para lo anterior, considero que la Educación y a la Participación Ciudadana, son las bases en un proyecto comunitario permacultural donde la democracia directa participativa, la asamblea  y el equilibrio con la naturaleza serían sus ejes principales, combinando, en suma, los principios de autonomía e igualdad. Algunos de los objetivos que deberían existir en estos espacios de autonomía son: acabar con la división del trabajo; recuperar sabidurías en proceso de desaparición; restaurar la conciencia del trabajo autónomo sin jerarquías y resucitar la dimensión colectiva y de apoyo mutuo; zanjar la histeria de la competitividad; frenar el consumo incontrolado; y repartir el trabajo y revalorizar el trabajo doméstico
Es hora de ser protagonistas de nuestra propia película, que es nuestra vida, y de que los ríos de la vida se unan para hacer un solo cauce más potente ya que cuando se juntan dos ríos se hace más fuerte la corriente.

Lo que está en juego, más que la supervivencia de la especie humana, es su vocación y derecho a un mundo hermoso y libre, capaz de dimensionar una vida de relaciones fundadas en el más ser y no en el más tener, y en una lucha competitiva estéril y deshumanizante, que sobrevive a la sombra de un posible holocausto nuclear, con la permanente neurosis de un ambiente degradado, hostil y contaminado, con crisis económicas que proyectan hacia el futuro imágenes de pesadilla, un ser humano dislocado en sus fibras más profundas, mutilado de su entorno, enemigo de sí mismo y de toda otra forma de vida. La Permacultura  busca, además de cubrir necesidades básicas en armonía con la naturaleza, una disminución de las horas de trabajo para aprovechar el tiempo libre en el crecimiento espiritual, el estudio, la inventiva, la creatividad, el ocio, el fomento de las relaciones familiares y comunitarias, la solidaridad. Si abandonamos la producción de bienes suntuarios o innecesarios, o de los que la publicidad se esfuerza por crearles su aparente “necesidad”, además de no caer en la trampa del endeudamiento (préstamos bancarios, tarjetas de crédito) podemos dejar la carrera de trabajo, consumismo, deuda, estrés, trabajo, consumismo, deuda, estrés.
Pensamos también que los proyectos permaculturales tienen un ámbito, que pensado desde lo local puede tener repercusiones en lo global, aplicando todos los principios, se propone entonces un ámbito de acción a partir de la gestión comunitario-municipal sostenible, escala geográfica que permite a los actores, gobierno y ciudadanos, interrelacionarse de forma más efectiva y generar sus propias soluciones y correctivos para llegar a un Vivir mejor o Buen vivir. 
Como decía Antonio Machado "las sociedades cambian cuando cambian sus dioses", en este caso el capitalismo como divinidad está cerca de su final, y es que el dinero brilla (para lo bueno y para lo malo) tanto que deslumbra y no nos deja ver el final del túnel. Pero una esperanza nos acompaña: en su historia, la Tierra pasó por cerca de 15 grandes exterminios o crisis. Siempre salió con más energía y biodiversidad. Ahora no será diferente. Superaremos la enfermedad del capitalismo que el ocaso no es el fin de la historia, solo del sistema capitalista neoliberal que nos llevo a esta crisis múltiple

"Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XXI, no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas. No hay que olvidarse que solo a los peces muertos se los lleva la corriente".

¿te atreves a soñar?


El ébola...desde las entrañas.



Desde la incertidumbre, la angustia, el miedo, la alarma social, las enfermedades olvidadas que solo recordamos cuando afectan al norte geográfico opulento...
Desde la decepción, la vergüenza y la rabia de asistir al desmantelamiento de la salud pública y sus repercusiones, desde 1976...
Desde esas más de 4.500 personas fallecidas ya por Ébola en el bello y siempre castigado continente africano (subyugado por nuestros insostenibles estilos de vida)...
Desde la ignorancia y el despotismo de politicuchos que no hacen política sino circo (de esos que más que risa dan miedo).
Desde la manipulación de los medios de comunicación,  la avaricia y búsqueda de beneficio de las empresas farmaceúticas, la perspectiva de género que sigue condenando más a las mismas...

Desde todos esos sitios podría uno/a escribir sobre el virus del Ébola y su alta tasa de mortalidad, desde las entrañas...

Pero, como todo eso ya está escrito y nos bombardean a diario desde los medios, aprovechemos para ampliar el foco, solo un poquito por encima de nuestros ombligos (blancos en su mayoría...) y aderezémoslo con positivismo y justicia social.
Al hacerlo, descubrimos que la pobreza, el hambre, la falta de vivienda o de agua potable (condiciones de vida en general..), matan a diario a millones de personas aquí y allá (por esos sures que también existen en el norte geográfico) que nunca serán portada de ningún periódico y que parecen no importar.
Que la salud pública, entendiendo "salud" en su concepto más amplio que pasa por todos los determinantes sociales de la misma, y "pública" como sinónimo de para tod@s (sin meterme aquí en el debate de quién ni cómo..), es imprescindible en este mundo globalizado en el que, nos guste o no, hoy vivimos.
Que la prevención y promoción de la salud, desde lo más local a lo más global es la base de la mejora de las condiciones de vida y no la exclusiva investigación para medicalizar nuestras vidas cada día un poco más. Que el miedo, paraliza, y que la unión, la información no sesgada ni sensacionalista, el diálogo y el trabajo conjunto por el bien común, nos ayudan a caminar...

Por eso, escribo desde la calma, la serenidad, la prevención, la ecología social, la antropología positivista y la equidad.
Para que tomemos conciencia de nuestras entrañas, pero solo para que éstas nos den más fuerza para seguir caminando...

Un pequeño poema a propósito de un lindo encuentro...

El sentir hace pensar,
el pensar, hace crear,
el crear, alimenta el espíritu,
el espíritu, aleja el mal,
el mal, empobrece,
la pobreza, oscurece,
la oscuridad es la muerte,
y la muerte es el final.

Rogelio, 96 años.
Uno de esos muchos abuelos/as que transitan las inóspitas habitaciones de algún hospital y que, de vez en cuando nos sorprenden y enseñan con su lindo arte que esas ancianas manos nunca llegaron a escribir aunque tantas cosas importantes tengan que decir. 

Anarquía, ¿pasado o futuro?


Ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo sobre la vigencia de la vieja “utopía” libertaria, pero ante el aumento de movimientos sociales que hablan de acción directa, autogestión, democracia real, etc., no han sido pocos los que han visto en estas actuaciones un gran trasfondo anarquista. Hemos planteado a tres expertos cuatro cuestiones sobre una de las ideologías más populares del siglo XIX y principios del XX.
Texto: David Losa
Publicado en el diario Público

Hubo un tiempo, entre la I República (1873) y la Guerra Civil (1936/39), en que el anarquismo –y sobre todo el anarcosindicalismo– eran corrientes políticas con un gran respaldo popular en España. Por entonces, la creciente industrialización y la floreciente conciencia crítica de muchas personas chocaba frontalmente con las actuaciones conservadoras de las altas esferas del poder político, económico y religioso. El trabajador, maniatado socialmente, despertaba a su condición de clase, y las nuevas ideas se difundían a través de libros, de charlas, de panfletos o, simplemente, del boca a boca.
El mundo no tenía por qué ser tal cual lo querían los poderosos, había nacido una nueva forma de entender la sociedad: el anarquismo. Según escribe el profesor de Ciencia Política Carlos Taibo en su obra Repensar la anarquía. Acción directa, autogestión y autonomía (Los Libros de la Catarata, 2013), los elementos principales del cuerpo doctrinal del anarquismo eran (son) los siguientes: “el rechazo de todas las formas de autoridad y explotación, y entre ellas las que se articulan alrededor del capital y del Estado, la defensa de sociedades asentadas en la igualdad y la libertad, y la postulación, de resultas, de la libre asociación desde abajo”.
Pero sobre todo, desde el principio, dada las numerosas corrientes dentro del propio movimiento, era más fácil definir a los anarquistas desde todo aquello que rechazaban, como enumera Taibo: “el Estado, el capitalismo, la desigualdad, la sociedad patriarcal, la guerra, el militarismo, la represión en todos los órdenes, la autoridad”.
¿El renacimiento?
Lejos siquiera de acercarse a algo parecido a la ansiada Utopía libertaria, y pese a que el anarcosindicalismo llegó a ser un movimiento de masas en España –un hecho excepcional en toda Europa–, la llegada de la Guerra Civil primero, y de la dictadura franquista después, sepultaron de golpe al anarquismo en la clandestinidad y el exilio. Lo peor fue que, en contra de lo que muchos pensaban, a la muerte del dictador el ideario libertario no encontró un hueco social relevante en la nueva democracia, ‘malviviendo’ durante dos largas décadas gracias a la constancia de unos grupos más o menos marginales que han mantenido viva la llama anarquista.
Pero el siglo XXI y la debacle del sistema capitalista han devuelto a la actualidad todas aquellas ideas que enarbolaban la libertad del ser humano, su capacidad de autogestionarse o de decidir sobre su propia existencia. Así explica la historiadora Laura Vicente, en su Historia del Anarquismo en España(Los Libros de la Catarata, 2014) esta última evolución: “(el anarquismo) se infiltró por las grietas de la sociedad del bienestar y emergió, y emerge, con formas nuevas en la actualidad. Si quedará solo en eso, en materia primigenia que emerge aquí o allá, o conseguirá reinventarse a sí mismo, es cosa del futuro”.
CUESTIONARIO
1 ¿Cree que, en general, el ideario anarquista clásico está vigente en la actualidad?
2 ¿De qué estado de salud goza el anarquismo militante en la actualidad en España?
3 ¿Está presente el anarquismo en la esencia de muchos de los movimientos sociales producidos a raíz de la crisis?
4 ¿Cree que el pensamiento anarquista ganará protagonismo en el futuro?
carreterook_gmgiJOSÉ LUIS CARRETERO
Profesor, activista y escritor.
1 Las bases fundamentales del pensamiento anarquista clásico no pueden estar más de actualidad. Vivimos en un momento de crisis múltiples y confluyentes (cultural, económica, financiera, pedagógica, de la hegemonía política, etc.), que delinean el escenario de una crisis civilizatoria global. En los próximos decenios todo va mutar aceleradamente, pero no sabemos exactamente en qué dirección.
En este contexto, las bases del socialismo libertario (una sociedad radicalmente democrática, donde no exista la opresión ni la explotación, y en la que las clases sociales y el Estado burgués desaparezcan y sean sustituidos por la auto-organización de las poblaciones) están plenamente vigentes. Si ahora se habla, en todas partes de una “democracia real”, de lo que se está hablando realmente es de que la gente tiene que tener el derecho de decidir igualitaria y libremente su futuro. El anarquismo clásico no hacía otra cosa que indicar que la democracia no podía ser restringida a la forma parlamentaria burguesa y, sobre todo, no podía desaparecer a las puertas de los centros de trabajo.
Así, los elementos esenciales del anarquismo clásico no eran otros que la defensa de la democracia directa y ampliamente participativa, y de la autogestión de la vida económica por parte de los propios productores. Cosas ambas que no pueden estar de más actualidad.
2 Goza de una moderada buena salud. El anarcosindicalismo sigue siendo una fuerza presente y asentada en muchos centros de trabajo, aunque no sea mayoritaria. Y ha crecido de manera clara en los últimos años de crisis, tanto en afiliación como en capacidad de incidencia. De hecho, al calor del 15M se produjeron las primeras convocatorias unitarias del conjunto de las organizaciones que se reclaman herederas, desde el punto de vista ideológico, de la CNT histórica, aunque, de momento, no se haya persistido en esa línea.
Por otra parte, existen numerosos grupos y entidades libertarias de diversas tendencias, generalmente insertos en espacios locales concretos, o dedicados a labores culturales o pedagógicas. Abundan las editoriales, las cooperativas e iniciativas productivas, o los núcleos juveniles, de barrio o de localidad. Estos grupos tienen una incidencia variable y una capacidad de influir en las luchas generales de la población que suele estar en relación directa con su capacidad de organización y de inserción en la realidad material de las poblaciones en las que realizan su trabajo.
Frente a núcleos puramente marginales, y dedicados a labores muchas veces poco relacionadas con las necesidades inmediatas de la gente, conviven (aunque, a veces, también con muchos problemas) colectivos con amplia aceptación social y décadas de trayectoria barrial o cultural.
3 Está enormemente presente, en lo que son las bases organizativas e ideológicas esenciales que han ido desarrollando los movimientos sociales de las últimas décadas: asambleísmo, autogestión, mínima delegación, control de los líderes, independencia (al menos afirmada) de los partidos políticos, etc. Hoy día es casi imposible plantear, en el seno de los movimientos, que los mismos deberían organizarse en torno a otras bases organizativas (como sería, por ejemplo, el llamado “centralismo democrático”, o los liderazgos autoritarios). Nadie dice ya ser el “Frente de Masas” o el “Frente de los desahucios” del Partido X. EL 15M, o la PAH, sin la influencia histórica, discursiva, y muchas veces, incluso personal de los y las anarquistas, no hubieran sido los mismos.
4 De aquí al futuro, en el marco de las tremendas transformaciones que van a vivir nuestras sociedades, va a ser imprescindible, ante el fracaso de las opciones clásicas basadas en un socialismo autoritario y estatista o en el pacto entre clases con una clase dirigente acosada por sus contradicciones, desarrollar un nuevo socialismo, una renovación profunda del proyecto histórico levantado por las clases populares hace 200 años para intentar dirigir al mundo a la más amplia democracia posible y a la construcción de una economía al servicio de la sociedad en su conjunto.
Ese nuevo socialismo, que tendrá que ser, inevitablemente, un ecosocialismo, tendrá también que tener entre sus elementos centrales muchas de las cosas que el anarquismo ha defendido siempre: la democracia directa, el fomento de la producción cooperativa y autogestionaria, la mínima delegación, la rotatividad de funciones, y el respeto por la pluralidad y la ausencia de dogmas.
TaiboCARLOS TAIBO
Profesor de Ciencia Política y escritor.
1 Creo que las ideas de autoorganización, autogestión, apoyo mutuo, democracia directa y propaganda por el hecho son más actuales que nunca. Y lo son por cuanto configuran la única respuesta creíble a la corrosión terminal del sistema y al colapso que se avecina. Eso no significa que no haya que revisar muchas de las percepciones propias –así, las relativas a las mujeres, la ecología o la sociedad industrial– del anarquismo del XIX.
2 Asistimos a un auge manifiesto de las prácticas libertarias, que ilustran, por ejemplo, muchas de las asambleas populares del 15M y muchos de los espacios de autonomía –grupos de consumo, ecoaldeas, cooperativas integrales…- que se han ido forjando en los últimos años. El crecimiento de las organizaciones identitariamente anarquistas, o anarcosindicalistas, no es, en cambio, tan visible, aunque me parezca, también, indudable.
3 Más que el anarquismo, lo que está presente es el despliegue espontáneo de prácticas libertarias. Creo que ese despliegue a menudo no obedece a ningún proyecto ideológico, sino a una lectura vivencial de las miserias que arrastran todas las organizaciones del sistema en términos de jerarquía, separaciones, exclusiones y explotaciones. Al margen de eso, me parece que las prácticas libertarias surgen de la conciencia de que formamos parte del sistema con el que queremos acabar, algo que obliga a asumir esfuerzos adicionales.
4 No tengo ninguna duda al respecto. Cuando se dice que el anarquismo no es una ideología contemporánea se está diciendo una gran verdad: es una ideología del futuro. Los conceptos de decrecer, desurbanizar, destecnologizar, despatriarcalizar y descomplejizar encajan en una perspectiva radical que hace de la autogestión y de la desmercantilización dos de sus hitos.

Descendientes de los Celtas. Cultura castreña en Sanabria

Camino de Santiago Sanabrés

La Historia del Camino Sanabrés

Entre los años 812 y 814, en los albores de la Reconquista, en un castro cercano a la ciudad episcopal de Iria Flavia, un ermitaño llamado Pelayo vio durante la noche unas luces ardientes y se lo comunicó al obispo Teodomiro. Éste verificó los hechos y descubrió en aquel paraje los restos mortales del Apóstol Santiago el Mayor, que aparentemente habían sido trasladados hasta allí tras su martirio, allá por el año 44 de nuestra era. Este hallazgo fue la chispa que generó el fenómeno de las peregrinaciones jacobeas. Ahora bien, dado que las vías de comunicación terrestres de aquellos siglos nada tenían que ver con las actuales y que cada peregrino no tenía más opciones que comenzar el viaje a pie desde su propio hogar, cuáles son las causas que motivaron el auge de algunos itinerarios y el detrimento o la no aparición de muchos otros.
El origen de este Camino, llamémosle Sanabrés o Mozárabe, como itinerario viable hacia la tumba del Apóstol va de la mano de la Vía de la Plata, que ascendía desde el sur de España, y de toda una serie de pequeñas romerías o peregrinaciones hacia una tupida red de monasterios surgidos en base a la repoblación mozárabe y situados en la provincia de Zamora, concretamente en el mismo punto de origen y trazado por donde hoy discurre el Camino. Juan Carlos de la Mata Guerra, en su parte correspondiente al libro Los Caminos de Santiago en el Norte de Zamora, expresa así esta teoría: "todo indica que la consideración de peregrino en tiempos medievales no se reducía al devoto jacobeo o al romero, sino que en el sentido amplio del término era muy abierta. Se consideraba peregrino a todo aquel que para honrar a los santos deambulaba por los caminos atraído por santuarios locales y el culto a las reliquias de los santos que se veneraban en ellos".
A escasos cuatro kilómetros de la calzada romana a la altura de Granja de Moreruela está ubicado el monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela. Es el más antiguo de España y fue conocido hasta el año 1163 como Santiago de Moreruela. En sus restos aún se pueden admirar la puerta y fuente del peregrino. En Tábara, a 25 kilómetros de Moreruela, existía antes de 1137 el monasterio mozárabe de San Salvador. Lo mismo ocurre en Santa Marta de Tera, población que surgió de la mano de la abadía de Santa Marta de Riba de Tera. También en Rionegro del Puente, donde a los pies del santuario de la Virgen de la Carballeda se fundó la Cofradía de los Falifos, hermandad aún vigente, propietaria del actual albergue de peregrinos de la localidad y dedicada a "la compostura de los malos caminos, para la comodidad de los pobres peregrinos que pasan a Compostela a visitar el templo del Apóstol Santiago". La Cofradía fue aprobada por Clemente VI (1342-1352), y confirmada por Eugenio IV (1431-1447) y Paulo III (1534 y 1549). En San Martín de Castañeda, población situada sobre el lago de Sanabria, aunque alejada del itinerario actual, se levantó en el siglo X el monasterio de Santa María. Ya en Galicia, junto a la Colegiata de Santa María la Real de Xunqueria de Ambía había un hospital de peregrinos, conocido gracias a unos documentos de 1520. También hay constancia de hospitales de peregrinos en Verín, Monterrei, Allariz y Orense. No hay duda de que existió un itinerario trazado entre todos estos centros religiosos y que, gracias a las innumerables muestras de hospitalidad que fueron encontrando los devotos, este mismo camino que utilizaba vías naturales de comunicación se convirtió en otro itinerario más hacia Santiago.

El Camino Sanabrés puede constituir por sí solo una alternativa a otros Caminos de Santiago. Entre Granja de Moreruela y Santiago de Compostela hay 367 kilómetros por Laza, la alternativa más corta tras A Gudiña y la que sigue actualmente la Guía de Consumer Eroski. En la realidad, el Camino Sanabrés o Mozárabe constituye una continuación de la Vía de la Plata. Al llegar a la localidad zamorana de Granja de Moreruela, los peregrinos que vienen desde Sevilla o Mérida siguiendo el itinerario de la antigua vía romana, tienen dos alternativas para continuar a Santiago. La primera es continuar por la Vía de la Plata hasta Astorga y enlazar con el Camino Francés en dirección a Santiago. La segunda opción, seguida por casi todos los caminantes, es dejar la Vía de la Plata y desviarse por el Camino Sanabrés hacia la provincia de Ourense, a través de las localidades de Tábara, Santa Marta de Tera, Rionegro del Puente y Puebla de Sanabria. Una vez en Galicia se continúa por las provincias de Ourense, Pontevedra y A Coruña. A simple vista esta alternativa parece suponer la opción más corta pero no es así. Desde Sevilla a Santiago, por la Vía de la Plata y el Camino Sanabrés, hay 980 kilómetros. En cambio, por la Vía de la Plata y el Camino Francés son 963 kilómetros.

Día Internacional de las mujeres rurales



En el marco de conmemorar, el  15 de octubre, el Día Internacional de la Mujer Rural, las mujeres manifiestan que ese día no hay nada que festejar, y que las mujeres tienen que tomar conciencia de la importancia de la organización para poder incidir en los espacios políticos de decisión.
La violencia sobre las mujeres, política, económica, sexual, física o psicológica, está omnipresente en nuestras sociedades. Un estudio reciente en Europa demostró que un tercio de las mujeres europeas ha encontrado violencia de género. También los recortes en la seguridad social que afecten más a las mujeres y cambios de leyes reproductivos regresivos constituyen una expresión de violencia sobre las mujeres.

Nosotras, mujeres luchamos por cambiar nuestras sociedades y pedimos reparación y la abolición de todas las prácticas sexistas. Un ejemplo constituye la lucha en Asia por la reparación y el reconocimiento de los crímenes cometidos por el ejército japonés en la Segunda Guerra Mundial cuando las mujeres fueron forzadas de manera sistemática a trabajar como esclavas sexuales. Hoy en día, la violación organizada es una de las expresiones más horribles de la violencia sobre las mujeres. Como La Vía Campesina reforzaremos nuestra campaña de BASTA de Violencia contra las mujeres.

Nuestra lucha y acción por la Soberanía Alimentaria nos ha brindado a las mujeres del campo la oportunidad de hacer visible nuestra participación histórica en el desarrollo de los sistema alimentarios en el mundo y el papel que hemos jugado desde la invención de la agricultura, en la recolección y propagación de las semillas, en la protección y resguardo de la biodiversidad y de los recursos genéticos, situándonos a la vez como uno de los principales pilares afectivo, ético y social.

Las mujeres campesinas, jornaleras, indígenas, del campo, del medio rural seguiremos luchando por la defensa de la naturaleza, de la madre Tierra, de la alimentación, la soberanía alimentaria, contra la explotación y la violencia en todos los niveles y expresiones, las multinacionales, transnacionales, y en definitiva en contra de un sistema explotador y depredador de sí mismo.

Plaza Concejo Abierto

Los Concejos Abiertos son a la realización de asambleas por parte de los vecinos y vecinas, donde se trabaja el autogobierno y se toman las decisiones sobre el patrimonio y sobre las cuestiones que afectan a la comunidad. En otras  palabras, los Concejos Abiertos son verdaderos ejemplos de democracia real participativa, son escuelas políticas de base autogestionadas por la vecindad donde la mujer tenía derecho a voto (varios siglos antes de que el Estado Español, y otros estados lo permitieran). Las decisiones más importantes sobre sus bienes vitales (montes, agua, caminos…) se tomaban  oyendo la voz de toda la vecindad sin excepción.

En el subconsciente de las personas de los pueblos siempre se entendía el concejo como una reunión para organizar el trabajo en espacios comunes, que, a su vez, disfrutaban de los beneficios realizados por el Concejo Abierto. “El concejo lo formaban los vecinos del pueblo. En cuanto se formara una casa aparte ya tenía que ir al concejo un representante de esa nueva casa" como contaban en un pueblo de Sanabria.

El Concejo Abierto no trataba solo de satisfacer las necesidades materiales de una determinada localidad, sino que también las necesidades humanas psicosociales, de tipo inmaterial, la de apego, identidad, afecto, compañía y cariño, de generosidad y servicio desinteresado, hoy casi por completo desaparecidas. 

Los Concejos Abiertos son el fruto de un largo proceso de organización, cultura y administración territorial ancestral donde la mujer y el hombre, enraizados en su tierra,  coexistían mediante un vínculo de unión entre la naturaleza y sus pobladores humanos que se ocupaban y preocupaban por ella, ya que dependían de esta para vivir.

El comunal en Rio de Onor

Rio de Onor es una localidad que tiene una notable singularidad: uno de sus núcleos, -oficialmente Riohonor de Castilla-, se encuentra situado en España; el otro -oficialmente Rio de Onor-, se ubica en Portugal.






En 1954 el antropólogo portugués Jorge Dias publicó una completa monografía sobre la aldea sanabresa y transmontana, «Rio de Onor. Comunitarismo agro-pastoril», que se ha convertido en uno de los estudios clásicos de la etnografía peninsular, pero que igualmente es una obra imprescindible para valorar determinados rasgos de la cultura popular leonesa ya que numerosas tradiciones de este lugar fueron comunes a las nuestras.

En el estudio de Dias, desarrollado durante varios años en los que pasó largas estancias en la localidad, los elementos básicos que caracterizaban por aquel entonces la idiosincrasia de Rio de Onor eran la existencia de rebaños comunales —las veceiras—; la persistencia de la propiedad colectiva de las tierras de cultivo y pastoreo e incluso el aprovechamiento colectivo de fincas privadas; la organización comunitaria a través de una asamblea vecinal que era su órgano máximo de gobierno, el «conseio», término que Dias tradujo al portugués como «conselho» (consejo) y que es en realidad un auténtico concejo; y el habla local, una variedad lingüística leonesa próxima al sanabrés con numerosos portuguesismos.

Cierto es que estos factores culturales también los encontramos con diferente intensidad en otros territorios, pero la confluencia de todos ellos en Ruidenor hermanan directamente a este lugar con León, aunque en el caso de esta localidad la interacción con otra cultura popular próxima, la portuguesa de Tras-ós-Montes, así como su situación político-administrativa contribuyeron a dotar de una particularidad notable a este pueblo. El origen de esta afinidad con León la explicó Jorge Dias en la colonización medieval leonesa de esa zona, y a la preexistencia de un sustrato común con otros territorios del Reino de León.

El Rio de Onor español conservó su propio concejo y la organización comunitarista a él vinculada hasta la Guerra Civil española; sin embargo, en el Rio de Onor portugués el «conseio» pervivió hasta pasar buena parte de sus atribuciones a la Junta de Freguesía del lugar (equivalente a nuestras Juntas Vecinales), unida recientemente a la de Aveleda. El funcionamiento del «conseio» tal y como lo describió Jorge Dias hace más de sesenta años nos remite directamente al sistema concejil leonés incluso en cuestiones de detalle: reuniones de la asamblea vecinal convocada toque de campana a la que acudía obligatoriamente una persona por casa (hombre o mujer), votaciones democráticas para resolver las cuestiones más importantes que afectaban a la colectividad, elecciones de dos regidores llamados «mordomos» que se ocupaban de la gestión diaria de la comunidad, sistema de contabilidad de la economía local por medio de varas de madera llamadas «talas», trabajos comunitarios dirigidos por el concejo a través de los «mordomos», la existencia de un toro semental del concejo y de perros corpulentos también del concejo con los que hacer frente a los ataques de los lobos, y un sistema de multas a abonar en vino por los infractores de las normas locales que era consumido en las propias reuniones del concejo por los asistentes al mismo.

No acaban ahí las similitudes, pues, por ejemplo, la organización por los mozos solteros de una comparsa con disfraces estrafalarios llamada la «festa dos rapazes» que en el día de Reyes realizaban una ronda recolectado alimentos de puerta en puerta, y que tantos paralelismos presenta con otras mascaradas invernales leonesas o zamoranas protagonizadas por la mocedad masculina.

Otras tradiciones de Rio de Onor también se constatan en las comarcas de León, como la de la nombrar ciertos meses por la festividad más importante y con designaciones típicamente leonesas: «san xuan», junio; «santa marina», julio; «santos», noviembre; «navidade», diciembre. Por no hablar de los «felandeiros», que tenían varias peculiaridades respecto de los filandones leoneses: se celebraban en el tiempo de la vendimia y no en los meses fríos, al aire libre y alrededor de una hoguera; en los «felandeiros» se juntaba principalmente la juventud, pero no para filar sino a mazar el lino. Antiguamente se tocaba en Rio de Onor un pandero cuadrado, tan característico del norte de León. Una cuarteta del lugar alude a estos instrumentos musicales y nos trae el recuerdo de los cantares de pandero leoneses: «Al pandeiru ye d’umeiru/ e us arus de cereixal/ toca na Portiela/ e ressona en Portugal».









Nicolás Bartolomé Pérez

Tierra hermana. Ruidenor y el comunitarismo. Diario de León, edición de 17 de mayo de 2015.

Certamen de poesía libertaria en Sanabria

DETERIORO AMBIENTAL Y FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA

Este cuadernillo explica cómo la degradación ambiental y la pobreza tienen un impacto diferenciado en hombres y mujeres. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desertificación afectan negativamente en la calidad de vida de las personas, incrementando la pobreza de la población mundial. Sin embargo, son las mujeres las que más gravemente sufren las consecuencias.

El modelo patriarcal imperante en la mayoría de sociedades ha vinculado siempre de manera más estrecha a las mujeres con los recursos naturales, el ámbito privado y las tareas de cuidado, por lo que los cambios en el entorno les afectan más. Sin embargo, se ha subestimado la aportación de las mujeres y se les ha negado la capacidad de toma de decisiones.

Descargar aquí: http://www.ipade.jesusvazquezb.com/files/ebook_ipader2.pdf