Bajo los restos de un posible castro celta sanabrés, varias
personas realizamos un ritual en la salida y puesta y del Sol en el día del año
en el que el astro rey permanece más tiempo visible ante nuestros ojos, es
decir, en el solsticio de verano del hemisferio norte. Esta celebración
ancestral la han realizado a lo largo de la historia multitud de civilizaciones
con diferentes nombres, los pueblos originarios andinos lo llamaban Inti Raymi,
las personas aborígenes de Australia, las y los japoneses y chinos, los pueblos griegos, y por supuestos los
Celtas que fue uno de las primeros pueblos en habitar las tierras sanabresas
creando lo que actualmente conocemos como una civilización, es decir... Para conmemorar este día realizamos un ritual
con varios puntos en común con el que pudieron celebrar estos primeros y
primeras sanabresas, y para ello era imprescindible una correcta ubicación de
su verdadero templo, la naturaleza, y en especial los bosques.
Después de una noche de lluvia, y con la primera luz de la
mañana, el cielo se empezó a abrir borrando el viento serrano las ùltimas nubes del horizonte a
la salida del Sol, momento idóneo para hacer varias ofrendas. Seguidamente cayeron
una serie de gotas que al mezclarse con los primeros rayos del Sol crearon un
arco iris de siete colores que
atravesaba Sanabria. El día transcurrió soleado y al atardecer se realizó el
segundo ritual con su respectiva ofrenda al Sol, y bajo las primeras estrellas
de la tarde, para así visualizar sus últimos rayos del día de forma armónica
como si de una partitura musical se tratase, pero siempre con clave de Sol.
En la actualidad, se celebra masivamente las hogueras de San
Juan la noche del 23 al 24 de junio, que parece ser que proceden de esta tradición
Celta de hacer una hoguera y ofrendas durante toda la noche. En Sanabria se
realizan varias hogueras, siendo la de Ribadelago, en las proximidades del
Lago, la que más personas concentra.
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