Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

Desigualdad de género en parejas de áreas rurales


Daniel Boyano Sotillo 
Colectivo El Huerto del Pozo
23 de enero 2014, Puebla de Sanabria




Lejos quedan los tiempos en la que algunas mujeres del ámbito rural ibérico, realizaban sus trabajos cotidianos combinándolos con una vida político social activa al participar en los concejos abiertos de la aldea o pueblo en el que habitaran. 
Hoy en día vivimos en el más absoluto patriarcado que es el sistema socioeconómico actual que se sustenta del trabajo gratuito de las mujeres y del expolio de la naturaleza. En el actual sistema patriarcal, tanto el trabajo de las mujeres como el patrimonio natural es expoliado, a pesar de que son indispensables para la vida humana.
En este momento en el mundo rural, son muchas las mujeres de edad media (1), que viven en pareja, que han conseguido incorporarse al ámbito laboral capitalista, esto sin dejar de lado o reducir su trabajo en el hogar. Este trabajo de los cuidados trata de satisfacer necesidades, implicando un alto valor afectivo y sentimental. Es un trabajo invisibilizado, no remunerado y menospreciado en el sistema socioeconómico predominante en la actualidad, aunque no en otras sociedades. Este trabajo va desde las tareas domésticas, hasta ayuda en negocios familiares o trabajos comunitarios. Uno de sus mayores problemas es que no está valorado, ni económicamente como ya se ha indicado, ni socialmente ( un 66% de los hombres que conforman la pareja no consideran trabajo estas tareas imprescindibles para la vida).
Por otro lado, la división sexual del trabajo, que consiste en el mandato social de realizar ciertas labores por ser de un determinado sexo, también es preocupante dentro de los hogares rurales. Un dato destacado es que el 84% de las actividades relacionadas con el mantenimiento de la casa de residencia (limpieza, cocinar, compra de alimentos) es realizada por mujeres, mientras que las actividades asociadas a la gestión económica del hogar (2) (pago de facturas, gestiones laborales de los miembros del hogar), son también efectuadas en su mayoría por la mujer, en este caso con un porcentaje del 68%.
Otro factor importante a resaltar son los gastos dentro del hogar, donde el hombre consume el 41% de los recursos, la mujer el 22%, quedando el 37% restante para el ahorro o gastos comunes . Parece una cifra sobre elevada a favor del hombre, pero no lo es, si nos paramos a analizar que estos gastos provienen del uso único del automóvil por parte del hombre (19% del gasto familiar debido a gasolina, seguro, averías, carnet de conducir y la adquisición del propio vehículo); gasto en restaurantes y bares (17%); y el otro 5% en viajes y regalos.
Por todo ello hoy hay que buscar nuevas sinergias entre el discurso feminista, el discurso ecologista , el discurso social para recuperar la justa igualdad que se merece la mujer rural dentro del hogar, además de hacer una puesta en valor de su inmenso trabajo que hoy está infravalorado e invisibilizado.

Anexo

El movimiento feminista contemporáneo denuncia desde el principio la «doble jornada» de las mujeres que tienen un empleo. A medida que el empleo de las mujeres se ha vuelto legítimo a ojos de la sociedad global, los problemas de las mujeres también se han vuelto legítimos. Su «doble jornada» ha pasado al rango de «cuestión de sociedad» por la que se supone que se interesan todos y todas, en particular los gobiernos.
Si, como los autores de los estudios  y los medios, comparamos la cantidad de horas dedicadas respectivamente por hombres y mujeres a las «tareas domésticas», se constata que la cohabitación heterosexual significa un incremento de trabajo para las mujeres y, por el contrario, una reducción del trabajo para los hombres. En una pareja sin hijos la mujer pasa una media de tres horas y cuarto al día haciendo tareas domésticas mientras que el hombre les dedica media hora. Cuando la pareja tiene hijos, ya sean uno, dos o tres, la parte del hombre sigue siendo exactamente la misma. Mientras que con un hijo la mujer pasa de tres horas y cuarto a cuatro y media, con dos hijos a casi cinco horas y con tres a cinco horas y media al día. Si se toma la media general (independientemente de la cantidad de hijos), las mujeres dedican cuatro horas y cuarenta y cinco minutos al día a las tareas de cocinar, lavar platos, limpiar, hacer las compras y cuidar la ropa, mientras que los hombres los hombres dedican la misma media hora (Brousse, 2000).
La escasa participación de los hombres en la realización del trabajo doméstico y las modalidades particularmente interesantes de esta participación (cuantas más tareas hay que hacer menos hacen en proporción) plantean un problema tanto teórico como político. En efecto, para encontrar cómo acabar con esta situación, en primer lugar hay que tratar de entender por qué existe y perdura, por qué las mujeres siguen haciendo el 90% de lo principal del trabajo doméstico a pesar del hecho de que la mayoría de ellas trabaja. ¿Por qué la participación de los dos sexos en el trabajo remunerado tiende a igualarse sin lograrlo mientras que el hogar sigue siendo tan disimétrica?.

Otro misterio es el hecho de que los trabajadores hombres solteros, sin encontrar tanto tiempo como las trabajadoras, sin embargo encuentran más que los trabajadores hombres casados. Dedican treinta minutos menos al día al trabajo doméstico que las mujeres solteras , aunque una hora más que los hombres casados: dos horas y trece minutos al día.


(1) En muchos casos trabajos ligados a la limpieza y cuidado de personas ancianas o de escasa edad.
(2) Las actividades asociadas a la gestión económica del hogar se ha convertido en un trabajo que tampoco se visibiliza.
*Artículo escrito partiendo de la observación durante 6 meses y encuestas indirectas. Se anima a comprobar datos en tu pueblo o aldea y se nos haga llegar.

4 comentarios:

  1. No hace mucho he descubierto este blog y lo voy siguiendo.
    Comparto muchos de los pensamientos que escribes y te animo a que continues dandole voz a la zona de Sanabria- Carballeda.
    Soy mujer, universitaria, resido en ciudad pero mis origenes son rurales (Carballeda) y siempre he intentado buscar la igualdad en todos los aspectos de la vida. La mujer no nace se hace (frase de Simone de Beauvoir) y todas debemos hacernos respetar como ser humanos que somos.
    Ojala las mujeres del mundo rural luchasen mas por sus derechos!!!
    Un saludo compañero

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  2. Yo también quiero contar un poquito mi historia. Soy mujer, Olga, La Casuca del Piñal es un proyecto de vida familiar, en el mundo rural, en Cantabria, pero al que le están poniendo todas las trabas para ponerse en marcha. Yo estoy peleando y apostando por ponerlo en marcha, como mujer, en el mundo rural, desde una opción de vida, pues la ciudad no nos aportaba lo que nuestra vida necesitaba...
    Mañana 8 de marzo, lucho y reivindico por el importante papel de la mujer, que como bien dices en el post, en este mundo rural es quien lleva todo el peso, sin muchas veces ser reconocido. Somos nosotras las que hemos de hacer, pero también las que saber pelear y seguir adelante porque somos mujeres, únicas e irrepetibles, que no hemos de quedarnos quietas, también movernos y alzar la voz.
    Porque las mujeres tenemos deberes, pero también derechos.
    Os dejo unos enlaces si queréis conocer un poco más nuestra historia. Saludos y gracias.
    http://lacasucadelpinal.blogspot.com
    http://www.posadarurallacasucadelpinal.es/crowdfunding.html

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  3. Gracias a ambas por el interés y os animamos a escribir en este blog
    abrazos anchos

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  4. Tanbien vivo en un pueblo de Valladolid y soy mujer, creo q en ciudad colabora mas el hombre q en pueblos y por este comportamiento cuando el hombre se queda solo no es capaz de atenderse(hay escepciones) la mujer se organiza: casa, hijos, nietos completamente distinto q el hombre q incluso cuando se jubila no sabe q hacer con su tiempo.

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