Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

¿Quién dijo miedo?



 Nos envejece más la cobardía que el tiempo,
los años solo arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma.

El modelo de desarrollo capitalista, en particular en el marco del régimen de la política neoliberal dominante, se sostiene en el crecimiento de la producción y el consumo de bienes materiales de forma ilimitada cuando vivimos en un mundo finito, y otorga derechos y libertades del capital sobre los derechos y libertades de las personas y la protección de la naturaleza. En este marco, las grandes instituciones financieras han llegado a dominar la economía mundial y han intensificado la explotación laboral, la extracción de recursos y la especulación para la acumulación de ganancias.
Esto ha llevado a una mayor hambre, desigualdad, falta de tierras, desempleo, precariedad del empleo, endeudamiento, pérdida de ingresos y protección social, privación de los servicios básicos, despojo de las comunidades, migración forzada, degradación del patrimonio natural y cultural, crisis climática...
Por otra parte, las élites locales y globales y actores poderosos no rinden cuentas por sus acciones que tienen severos impactos sobre la sociedad y la naturaleza.  Podemos decir que no hay día que no nos despertemos con un sobresalto: la economía se hunde, vivimos demasiado bien y no podemos mantener este nivel de vida, los salarios tienen que bajar, los puestos de trabajo no se pueden mantener, los bancos no pueden dar créditos... Palabras que casi siempre proceden de personas o instituciones cuyas ganancias son muy superiores a las del resto de la población y que en absoluto están dispuestas a reducir lo más mínimo sus sueldos o los beneficios que reciben.
Lo importante es provocar el miedo, asustar, que no se pueda pensar y que todo el mundo trate de agarrarse a lo que sea, que esté dispuesto a saltar por encima del compañero, si es necesario, para salvarse. La forma de dar información y de jugar con las palabras condiciona la manera de pensar de la oblación ¡nos están adoctrinando!.
Según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) el miedo es la “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. El vocablo procede del latín metus, que tiene significado análogo. Como todas las emociones admite graduación, y así el diccionario ideológico de Julio Casares establece algunos términos asociados, como temor, recelo, aprensión, canguelo, espanto, pavor, terror, horror, fobia, susto, alarma, peligro o pánico.
Por voluntad premeditada o inercia, los medios se han aplicado con complacencia a infantilizar a la sociedad, con lo que se convierte en dependiente de una autoridad o principio superior. Con la colaboración entusiasta de muchos ciudadanos y ciudadanas, desde luego.
Mientras nos distraen con aspectos sin importancia —ley del tabaco, tarifas telefónicas, reducción del límite de velocidad— los asuntos cruciales pasan inadvertidos. Dirigidos y constantemente alarmados, con necesidad de tutela y motivación, no nos inmutamos ante las manipulaciones y aceptamos cualquier imposición.
Un número creciente de personas se rebela ante esta tendencia, la televisión — como otros medios tradicionales en crisis— pierde espectadores en cascada y la audiencia se reparte por el sinfín de ofertas. Pero todavía hay quien pondría las manos en el fuego por cualquier noticia si «lo ha dicho la tele». Son éstos quienes más tienen que aprender a cuestionarse y dudar de las verdades oficiales. De todas en realidad. Cuestionar es el principio del pensamiento crítico y propio.
Una maquiladora hondureña nos contó la experiencia de la lucha que un grupo de mujeres que nunca se había atrevido a alzar la voz había mantenido en la fábrica donde trabajaba. Cuando se unieron para hacer una huelga, los patronos se asustaron: «Nos temieron cuando dejamos de tener miedo», resumió. Es la gran lección que esta mujer y sus compañeras aprendieron.
El miedo fomenta la xenofobia, el odio y la envidia. Es necesario vencerlo porque es el mejor instrumento para que la población permanezca callada, dividida y enfrentada.
Los miembros más veteranos de esta sociedad del siglo XXI están en la obligación de dejar de estar mediatizados por el miedo, la timidez, la trivialidad de los compromisos sociales, por las falsedades religiosas, por las actitudes pasivas que nos asemejan a una especie de avestruz humana que esconde la cabeza debajo del forro de la chaqueta y que se tapa los oídos y los ojos para no vivir lo que ocurre ante nuestros ojos, siguiendo el lema de «ver, oír y callar».
Se requiere un respeto profundo y la comprensión de la simbiosis de la gente y el mundo natural en lugar de la valorización y comercialización de la naturaleza como meros recursos y sumideros porque es la inercia del sistema. Como parte de este programa de transformación, desafiamos a nuestros gobiernos e instituciones internacionales para romper con el actual modelo de desarrollo y llevar a cabo reformas significativas que realmente respondan a las necesidades de las generaciones presentes y futuras.
Ha llegado el momento de superar los límites de lo posibles y hacer realidad mañana muchos imposibles de hoy, esto no es una Utopía es una entelequia. Así que ahora te toca a ti cerrar el periódico apagar la televisión y escribir tu propia historia de cambio, que es la misma que la nuestra, y disfrutar de este sueño que se llama realidad.

Daniel Boyano Sotillo
Amazonía, 7 de noviembre de 2012

Fuente: Fusión de varios artículos

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