"Todavía no se si los ríos, montañas, árboles...
son muy grandes, o los seres humanos muy pequeños"
Después de convivir y documentarme sobre varios pueblos originarios tan diversos como los Celtas europeos, los Incas andinos, los Mayas mesoamericanos o algunos grupos étnicos que todavía hoy día sobreviven manteniendo sus costumbres en la Amazonía, llegué a la conclusión que estas personas estaban y están mejor preparadas ante las amenazas de origen natural que la actual sociedad occidental que día tras día se extiende más en el mapa mundi con su pensamiento único. Estos pueblos originarios tenían sus viviendas y actividades productivas, que les mantenían el sustento, en áreas sin riesgo o con los métodos suficientes para superar esas amenazas y no ser vulnerables ya que respetaban a la tierra o pacha mama y conocían su funcionamiento al pertenecer a este sistema de manera equilibrada cerrando círculos naturales. Algunos ejemplos de ello podía ser la construcción de terrazas en laderas totalmente adaptadas al terreno por parte de los Incas, las viviendas elevadas que se construyen en la Amazonía para superar las crecidas fluviales o los castros Celtas localizados en las zonas altas de las colinas que les permitían un mayor control visual del terreno además de evitar zonas inundables o susceptibles de movimientos en masa.
Autores tan
representativos del neoliberalismo capitalista, como Francis Fukuyama,
manifiestan que la sociedad occidental ha llegado a su punto máximo de
desarrollo y que el resto de culturas, pueblos o etnias del mundo debían
aceptar este sistema para llegar ese pico de desarrollo económico, social,
ambiental y cultural, y yo preguntó, y como dice Eduardo Galeano, señor
Fukuyama ¿no se ha fijado que el mundo está patas arriba? En algunos aspectos hemos sufrido una involución al alejarnos de la naturaleza y querer controlarla.
Partiendo de esta crisis actual, entiendo crisis como
cambio, principalmente moral, base para el resto de transformaciones, la
permacultura pretende recuperar dichas formas ancestrales de entender y
afrontar la vida imitando a la naturaleza y manteniendo su base teórica en los
movimientos ecologistas y las culturas originarias. En este caso ¿se podría
tener un enfoque permacultural para afrontar la Gestión de Riesgos Ambientales en
el siglo XXI? personalmente opino que si ya que buena parte de estos riesgos
están asociados a la vulnerabilidad de las personas, por un lado económica, que
les recluye espacialmente a los territorios con menor valor económico, y por lo
general más propenso a amenazas naturales como fondos de barrancos o quebradas,
lugares con excesiva pendiente, áreas inundables... y a la vulnerabilidad
social o cultural ya que el pensamiento único capitalista neoliberal citado
anteriormente les ha marginado, excluido y hecho olvidar, mediante publicidad
diversa, del modo de vida equilibrado y armónico de sus antepasados. Asimismo todos
los aspectos de la vida se han capitalizado y monetarizado, todo se puede
comprar y vender, dejando de lado y olvidándonos de las externalidades
negativas sobre la naturaleza o incluso sobre nuestras emociones, de ahí el
malestar personal o el incremento de personas con tratamiento psicológico a
pesar de presentar unas condiciones económicas óptimas.
A modo de conclusión, ya no sirven las respuestas del mundo
occidental para superar los problemas de los seres humanos. Es necesario recuperar el modo de vida de nuestros
ancestros, mujeres y hombres, a través de la permacultura para adaptarnos a la
problemática de nuestros días, se podrían reducir vulnerabilidades, ya que hay que recordar que
la idea principal de la permacultura es la imitación de la naturaleza para
obtener sinergias positivas entre la misma y el ser humano, y obviamente las
amenazas de esta forma los riesgos se reducirían.
Daniel Boyano Sotillo
Cumandá, 17 de octubre
de 2012
hola, no entindo de que se trata la propuesta, saludos desde cordoba, argentina, vivimos en una comunidad , iniciativa de transicion, permacultura y activismo.
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