Los pueblos siempre fueron economías autosuficientes, pero la introducción del monocultivo los ha hecho dependientes de las ciudades, donde comprar sus productos y fijan los precios de lo que en el campo se genera. En la actualidad, existe un conflicto fundamental entre valores urbanos capitalistas que utilizan el dinero como su medio de circulación vital y los valores rurales tradicionales que tienen a la vida y a las habilidades humanas como su moneda básica. Lógicamente, cuando el valor “vida” es reemplazado por el valor “dinero”, el mundo rural sufre y se vuelve más pobre, ya que su propia vida muere de facto.
En este contexto comienza la emigración del campo a la ciudad y las personas que se quedan en el pueblo desprecian lo que tiene y comienza el autodio hacía sus costumbres y sabiduría popular.
Daniel Boyano Sotillo
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