"Mucha
gente pequeña, en lugares pequeños,
haciendo
pequeñas cosas, pueden cambiar el mundo "
Llegamos
al final del 2012 y nos toca recordar lo aprendido este año, donde personalmente me di cuenta que la mayor parte
de las grandes ideas están flotando en el aire, y hay varias personas dándole vueltas simultáneamente. El
caso más impactante que me ha ocurrido en los últimos tiempos es que al mismo
tiempo que estaba ideando mi proyecto de El Huerto del Pozo a miles de
kilómetros de Sanabria, en algún lugar de la Península Ibérica, varias personas
estaban sentando las bases para el proyecto de la Sierra de la Culebra, con
unos componentes muy similares en ambos casos, y en el mismo espacio geográfico, Sanabria y
La Carballeda ¡increíble!. Este año también aprendí que para ser feliz tienes
que luchar por lo que quieres, asimismo me he dado cuenta que al igual que una
montaña, el mar, una gran pirámide, un lago... solo puedes ver lo grande que es
algo cuando tienes perspectiva, es decir, te tienes que alejar (espacial o
temporalmente), para comprender su inmensidad, debido a esto empecé mi viaje de
aprendizaje para traer nuevas ideas conmigo a Sanabria, ya que en la comarca
existe una imagen de pesimismo y derrotismo que se traduce en un pensamiento colectivo
generalizado de que ya nada se puede hacer. Ahora queremos vencer esos miedos
con los distintos proyectos que están surgiendo y vuelven a traer a Sanabria
gente joven, ya que en nuestros días están surgiendo alternativas a nuestro
mundo consumista capitalista en muchos lugares del mundo aplicables a Sanabria y
con diversos enfoques. La Revolución Silenciosa había comenzado. Obviamente en
la mayor parte de estos lugares ya existían alternativas desde hace tiempo,
pero en la actualidad se están adaptando para combatir a este mundo
occidentalizado con diferentes herramientas que conforman modos de vida más
equitativos y que se encuentran en armonía con la naturaleza que nos sustenta.
Comencé
mi viaje para conocer estos planteamientos alternativos de vida en California, para
llegar hasta La Patagonia, y posteriormente continuar hacia Brasil pasando por
Argentina, comenzando en 2011 y terminando en 2012, año no elegido por
casualidad. En este tiempo me di cuenta de que somos más las personas que
buscan el cambio de los que dicen que somos. Durante varios meses, y miles de
kilómetros, me desplazaba a dedo, lo cual me permitió conocer gente muy
diversa, y trabajé en más de 16 ecoaldeas o proyectos comunitarios (de 16
países diferentes) como Viracocha en Colombia, Mastatal en Costa Rica, El
Espino en Chile...basados en la permacultura, donde aprendí tanto práctica en
el campo como elementos emocionales de mi mismo indispensables para mantener
una buena relación con el entorno y las personas. En el período de tiempo que transcurrió
en mi marcha me dio tiempo a observar similitudes en fondo y forma de
desobediencia civil pacífica, en este caso me voy a concentrar en el mundo
rural, y más en concreto en las ecoaldeas u organizaciones horizontales
similares que se basan en la permacultura con mayor o menor intensidad. Pienso
que el buen vivir o vivir bien tiene un ámbito, que pensado desde lo local
puede tener repercusiones en lo global, aplicando todos los principios
geográficos, se propone entonces un ámbito de acción a partir de la gestión
participativa comunitaria, escala geográfica que permite a los actores,
gobierno oficial (en caso de que exista) y ciudadanía, interrelacionarse de
forma más efectiva y generar sus propias soluciones y alternativas.
Por
desgracia, en el mundo occidental en el que me tocó nacer, el dinero brilla
tanto que deslumbra a las personas y esto lleva a que haya demasiados
espectadores y pocos protagonistas, y a los que se comprometen por mejorar se
les persigue y aniquila, sin embargo si luchas puedes perder, pero si no luchas
estas perdido. Pero hay otro mundo en el útero de ese mundo esperando a que
llegue su momento, y yo pienso que este el momento del cambio. Otro mundo no
solo es posible, es necesario, un mundo en el que
entren todos los mundos. De nuestra actitud dependerá nuestro futuro ya que
si tu cambias, cambia tu entorno, y es que solo hay salud si en
el espejo del alma se refleja toda la comunidad, y
en la comunidad vive la fuerza individual
de cada uno.
Al
contrario de lo que muchos puedan pensar, nos encontramos a las puertas del
momento más extraordinario que ha vivido la especie humana, el momento del
despertar de nuestras conciencias. A muchas personas les hubiera gustado vivir
este momento, pero no ha podido ser. Continuamente me pregunto ¿comienza lo
mejor o termina lo peor?.
En
cualquier caso, tenemos que ser plenamente conscientes de que ese cambio no se
realizará de la noche a la mañana como por arte de magia. Todas las personas
que soñamos con ese mundo de paz y armonía tendremos que trabajar para lograrlo
por eso ahora que soplan vientos de cambio debemos construir molinos y no muros.
Primero, debemos cambiar nosotras y nosotros, en nuestro interior, para que
pueda cambiar también lo que nos rodea. Nosotros creamos nuestra realidad y esa
realidad es el reflejo de lo que tenemos dentro. Sin una espiritualidad, sin
una experiencia radical del ser, no conseguiremos hacer una travesía feliz. Es
imprescindible defender la dignidad humana porque para un ser humano no hay
nada más importante que su dignidad y nada más digno que luchar por lo justo.
Es hora de despertar la conciencia.
Personalmente
opino que antes de ofrecer posibles soluciones glocales es necesario hacer un
poco de memoria histórica ya que para construir el nuevo futuro hay que conocer el pasado. Cabe la
pena recordar que las llamadas "sociedades primitivas" ofrecían un
primer ejemplo de sociedades no estructuradas por el trabajo y el materialismo.
No existían en ellas una distinción clara entre actividades que se suponen
productivas y el resto. Lo cual indujo a Marshall Sahlins a hablar de
"Edad de Piedra, Edad de abundancia"
para resaltar que "la escasez no es una propiedad intrínseca de los
medios técnicos, sino que su percepción nace de relacionar medios con
fines" y que los medios técnicos de que disponían las "sociedades
primitivas" les permitían cubrir con mucha más holgura sus fines de lo que
ocurre en las actuales sociedades "tecnológicas", estando por lo tanto
aquellas más cerca de la abundancia que éstas, tanto en lo material como en lo
espiritual ya que existía una conexión y equilibrio con el entrono natural.
Ello se debe sobre todo a que en las sociedades cazadoras y recolectoras no
existía el afán de acumular riquezas o excedentes que se observa en la nuestra:
para ellas los stocks de riquezas estaban en la naturaleza y no tenía
sentido acumularlos, ni era posible acarrearlos, por ello eran sociedades más igualitarias. La extensión del afán de
acumular riquezas hay que integrarlo en el desplazamiento general de ideas que
se observó tras el Renacimiento, es decir con el nacimiento del capitalismo en
sus primeras fases tal y como lo conocemos hoy.
Partiendo de este contexto, a mi entender es necesario que recuperemos todo aquello que nos hacía vivir bien en el pasado y por ello en estos momentos y en todos los continentes se están desplegando teorías, o diseños de sociedad, ciertamente muy similares. Me refiero a los neo rurales y la permacultura que surge inicialmente desde propuestas occidentales alternativas y al buen vivir originario de comunidades indígenas en los países andinos, y con otros nombres en Mesoamérica. Ambas se encuentran en una fase de desarrollo adolescente y adoptan características propias de esa edad. Por un lado el rechazo a un orden establecido, una negación, un liberarse de las antiguas ideas para poder concebir de nuevas: ambas teorías propugnan abandonar y arrinconar el modelo de crecimiento económico continuo que se demuestra imposible, insostenible y en el origen de las injusticias. Y por otro lado en ese hacerse mayores –como explica el filósofo Maurice Bellet- se abandonan los deseos impulsivos del “todo lo que deseamos, lo tendremos” para dejar de lado la trampa capitalista que nos mantiene prisioneros. Así entendí que la mal llamada enseñanza que reciben hoy los niños y niñas, y que yo también recibí en mis primeras fases de vida, contiene mucha educación mental y poca educación emocional. Las personas jóvenes tienen inquietudes internas, pero están decepcionados.
Partiendo de este contexto, a mi entender es necesario que recuperemos todo aquello que nos hacía vivir bien en el pasado y por ello en estos momentos y en todos los continentes se están desplegando teorías, o diseños de sociedad, ciertamente muy similares. Me refiero a los neo rurales y la permacultura que surge inicialmente desde propuestas occidentales alternativas y al buen vivir originario de comunidades indígenas en los países andinos, y con otros nombres en Mesoamérica. Ambas se encuentran en una fase de desarrollo adolescente y adoptan características propias de esa edad. Por un lado el rechazo a un orden establecido, una negación, un liberarse de las antiguas ideas para poder concebir de nuevas: ambas teorías propugnan abandonar y arrinconar el modelo de crecimiento económico continuo que se demuestra imposible, insostenible y en el origen de las injusticias. Y por otro lado en ese hacerse mayores –como explica el filósofo Maurice Bellet- se abandonan los deseos impulsivos del “todo lo que deseamos, lo tendremos” para dejar de lado la trampa capitalista que nos mantiene prisioneros. Así entendí que la mal llamada enseñanza que reciben hoy los niños y niñas, y que yo también recibí en mis primeras fases de vida, contiene mucha educación mental y poca educación emocional. Las personas jóvenes tienen inquietudes internas, pero están decepcionados.
Con
multitud de temas y conversaciones continuaba mi aprendizaje, en la práctica durante
el día y la teoría en largos diálogos nocturnos donde se entremezclaban los
temas, las persona, los lugares..., aunque en algunos lugares, como el
Altiplano boliviano, la enseñanza venía del silencio y es que si no tienes nada
más bonito que decir que el silencio es mejor quedarse callado. Me había dado
cuenta que el camino en aquellos días se había convertido en mi hogar, y como
muy bien dice unas bellas palabras en la fachada de la casa de una buena amiga
en Sanabria, "nada más pido, el cielo sobre mi y el camino bajo mis
pies". Continuamente me preguntaba ¿quieres ver el mundo?, pues despierta,
está bajo tus pies.
Según
Aristóteles: el objetivo de los seres humanos es determinar qué es una “Buena
vida”, para después dedicarnos a vivirla. Esto es lo que llaman Sumak Kawsay en
las culturas andinas. En vista de que el Sumak Kawsay
o buen vivir, mal llamado desarrollo sostenible, según su planteamiento
original, es inviable en el capitalismo, es imperioso entonces plantear modelos
alternativos de desarrollo. Los movimientos locales permaculturales surgen
para dar respuesta a las condiciones sociales e individuales a las que reduce a
la especie humana el sistema político-económico de dominación global donde lo
más grave y lo más destructivo es la pérdida de valores morales. En este
sentido, la autosuficiencia alimentaria y a veces energética, es una prioridad.
Sin embargo, el sentido que cada uno de ellos le da a la lucha antisistema es
radicalmente opuesto, debido a la diferencia del origen de las teorías en las
que se sustentan, existen granjas espirituales... Es por ello, que la
incidencia social de las mismas, así como sus resultados reales -en caso de ser
satisfactorios- son muy diferentes por lo que debemos saber hacia dónde vamos
para no dar vueltas y marearnos.
Estamos obligados a un cambio de paradigma
civilizatorio. Un cambio de civilización implica fundamentalmente un nuevo
comienzo, una nueva relación de sinergia y de mutua pertenencia entre la Tierra
y la humanidad, la vivencia de valores ligados a la espiritualidad como el
cuidado, el respeto, la colaboración, la solidaridad, la compasión, la
convivencia pacífica, y una apertura a las dimensiones trascendentes relacionadas
con nuestro sentido último, nuestro y de todo el universo, y es que cuando todo
está oscuro aparecen las estrellas. Einstein decía que si buscas resultados
diferentes no hagas siempre lo mismo.
La vida,
en el más amplio sentido de la palabra, es un ciclo y no lo podemos evitar.
Estamos viviendo los últimos años antes de la caída de nuestro imperio, el
imperio del materialismo, el miedo, el
consumo y el egoísmo. Todo está en crisis: la
sociedad, la creatividad, la moralidad, los gobiernos, el clima, la
economía, la naturaleza.... Todo se está cambiando, y personalmente creo que nuestra
civilización es como un tren que va hacia un precipicio, se puede frenar, pero
ya no hay tiempo para evitar la caída, solo se puede retrasar, el cambio ya está
llegando, es inevitable, aunque lo importante no es la caída, lo importante es
cuando llegas al suelo. Todo esto lo tenemos ante nuestros ojos, pero estamos
tan dormidos que no nos damos cuenta. Será el fin del sistema como lo
conocemos, no el fin del planeta Tierra.
Mi
mochila vino llena de escasas pertenencias materiales, pero sí de miles de
sensaciones que me hicieron reflexionar y decidí que de mayor quería ser un
niño. Al final del viaje no tenía dudas que ese niño debía
convertirse en un pensante, es decir, el que piensa y el que actúa. Los
intelectuales divorcian la cabeza del cuerpo, ya lo decía Goya, la razón genera
monstruos, es necesario razonar y sentir. Es una fusión contradictoria entre lo
que siente y lo que se piensa.
Ha
llegado el momento de superar los límites de lo posibles y hacer realidad
mañana muchos imposibles de hoy, esto no es una utopía, es una entelequia. Una
utopía sería que funcione el sistema capitalista neoliberal. Así que ahora te
toca a ti cerrar el periódico apagar la televisión y escribir tu propia
historia de cambio, que es la misma que la nuestra, y de disfrutar de este
sueño que se llama realidad.
Volaba pero no sabía aterrizar, buscaba algo que hasta más tarde no sabía lo que era.
Volaba pero no sabía aterrizar, buscaba algo que hasta más tarde no sabía lo que era.
Daniel
Boyano Sotillo
Artículo de vivencias de un viaje e ideas
compartidas.
Que grande Dani, no dejes nunca de alimentar tu fuego, porque a muchxs nos iluminas el camino. Un abrazo muy fuerte y mucho animo!
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