Los Concejos Abiertos son a la realización de asambleas por parte de los vecinos y vecinas, donde se trabaja el autogobierno y se toman las decisiones sobre el patrimonio y sobre las cuestiones que afectan a la comunidad. En otras palabras, los Concejos Abiertos son verdaderos ejemplos de democracia real participativa, son escuelas políticas de base autogestionadas por la vecindad donde la mujer tenía derecho a voto (varios siglos antes de que el Estado Español, y otros estados lo permitieran). Las decisiones más importantes sobre sus bienes vitales (montes, agua, caminos…) se tomaban oyendo la voz de toda la vecindad sin excepción.
En el subconsciente de las personas de los pueblos siempre se entendía el concejo como una reunión para organizar el trabajo en espacios comunes, que, a su vez, disfrutaban de los beneficios realizados por el Concejo Abierto. “El concejo lo formaban los vecinos del pueblo. En cuanto se formara una casa aparte ya tenía que ir al concejo un representante de esa nueva casa" como contaban en un pueblo de Sanabria.
El Concejo Abierto no trataba solo de satisfacer las necesidades materiales de una determinada localidad, sino que también las necesidades humanas psicosociales, de tipo inmaterial, la de apego, identidad, afecto, compañía y cariño, de generosidad y servicio desinteresado, hoy casi por completo desaparecidas.
Los Concejos Abiertos son el fruto de un largo proceso de organización, cultura y administración territorial ancestral donde la mujer y el hombre, enraizados en su tierra, coexistían mediante un vínculo de unión entre la naturaleza y sus pobladores humanos que se ocupaban y preocupaban por ella, ya que dependían de esta para vivir.
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