Desde la incertidumbre, la angustia, el miedo, la alarma social, las enfermedades olvidadas que solo recordamos cuando afectan al norte geográfico opulento...
Desde la decepción, la vergüenza y la rabia de asistir al desmantelamiento de la salud pública y sus repercusiones, desde 1976...
Desde esas más de 4.500 personas fallecidas ya por Ébola en el bello y siempre castigado continente africano (subyugado por nuestros insostenibles estilos de vida)...
Desde la ignorancia y el despotismo de politicuchos que no hacen política sino circo (de esos que más que risa dan miedo).
Desde la manipulación de los medios de comunicación, la avaricia y búsqueda de beneficio de las empresas farmaceúticas, la perspectiva de género que sigue condenando más a las mismas...
Desde todos esos sitios podría uno/a escribir sobre el virus del Ébola y su alta tasa de mortalidad, desde las entrañas...
Pero, como todo eso ya está escrito y nos bombardean a diario desde los medios, aprovechemos para ampliar el foco, solo un poquito por encima de nuestros ombligos (blancos en su mayoría...) y aderezémoslo con positivismo y justicia social.
Al hacerlo, descubrimos que la pobreza, el hambre, la falta de vivienda o de agua potable (condiciones de vida en general..), matan a diario a millones de personas aquí y allá (por esos sures que también existen en el norte geográfico) que nunca serán portada de ningún periódico y que parecen no importar.
Que la salud pública, entendiendo "salud" en su concepto más amplio que pasa por todos los determinantes sociales de la misma, y "pública" como sinónimo de para tod@s (sin meterme aquí en el debate de quién ni cómo..), es imprescindible en este mundo globalizado en el que, nos guste o no, hoy vivimos.
Que la prevención y promoción de la salud, desde lo más local a lo más global es la base de la mejora de las condiciones de vida y no la exclusiva investigación para medicalizar nuestras vidas cada día un poco más. Que el miedo, paraliza, y que la unión, la información no sesgada ni sensacionalista, el diálogo y el trabajo conjunto por el bien común, nos ayudan a caminar...
Por eso, escribo desde la calma, la serenidad, la prevención, la ecología social, la antropología positivista y la equidad.
Para que tomemos conciencia de nuestras entrañas, pero solo para que éstas nos den más fuerza para seguir caminando...
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