Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

¿ES POSIBLE VIVIR SIN DINERO?. La historia de una persona que lo consiguió. Se comienza con un mercado de trueque en Sanabria...


"El menos pobre es el que menos necesita"

En relación con el Mercado de truque que comenzó en Sanabria este pasado verano combinado con un posible banco de tiempo en la comarca, es necesario ver casos de personas que han llevado al máximo esta forma de vida, como un ejemplo, entre muchos otros,  tenemos a Heidemarie Schwermer que se resume en un gesto: cuando cobró el dinero de los ingresos correspondientes a la publicación de su libro ‘Mi vida sin dinero’ lo repartió entre mujeres maltratadas, asistentes sociales y diversos colectivos de ayuda. Y es que ella no lo necesitaba.
Su historia comienza cuando en 1994 crea una sociedad de trueque en Dormund, uno de los primeros de Europa. En él se intercambian tareas, no dinero: si tú sabes cocinar y me haces la comida, yo te arreglo el coche… Éste tipo de transacciones suponen un cambio radical en el sistema de concebir la economía…
Para empezar, tiene un efecto de refuerzo de la personalidad y de la confianza en uno mismo: ofreces lo que sabes hacer, con lo que la alienación que produce el formar parte de un trabajo que no te motiva y que no tiene nada que ver contigo desaparece.
Al mismo tiempo tiene un efecto absolutamente corrosivo hacia la estructura basada en el poder del dinero-deuda: como es una práctica basada en la confianza mutua y la solidaridad, destroza los convencionalismos bancarios basados en el ‘ tanto tienes, tanto vales’ .
Aquí ésta frase no tendría significado pues como todos sabemos hacer algo, todos somos igual de importantes. De hecho Heidemarie remarca la importancia de la igualdad en los intercambios.
En 1996 dio un paso más en su compromiso y decidió llevar a cabo su idea de vivir sin dinero. Regaló sus muebles, sus libros, dejó su casa de alquiler: el dinero lo recibieron sus hijos. Y empezó a vivir de acuerdo a los principios de intercambio de tareas: a cambio de cocinar para cinco personas tiene techo, o a cambio de terapias tiene internet o teléfono móvil. Y se considera tremendamente feliz.
Su postura no es fruto del momento: es la consecuencia de un análisis frío y racional del mundo donde vivimos. Por cierto: para el 2010 se anuncia un documental con su experiencia…

Estas son sus palabras en una entrevista de La Contra de la Vanguardia el 9-4-2002.
¿Cuánto dinero lleva usted encima?
Nada de nada.
¿Ni un solo euro?
¡Mis dedos no han tocado todavía un euro! Vivo sin dinero desde hace ya seis años.¡Seis años!
¿Y de dónde saca la comida?
Me la dan en un restaurante biológico. A cambio, yo les cocino, les limpio…
¿Y la ropa?
Sé de personas con las que puedo intercambiarla.
Lleva al cuello un collarcito…
Un regalo. Yo también regalo cosas.
¿Cómo qué?
Mi tiempo, mi ayuda, mi conversación, mis habilidades… O las intercambio por un bono de autobús. El otro día ayudé a unos padres a resolver un conflicto con sus hijos y me regalaron sus pases para la ópera.
¿Entiende usted de niños?
Fui profesora de niños, y lo dejé. Luego fui psicoterapeuta, y lo dejé también.
¿Por qué?
Yo me hice profesora porque quería mejorar el mundo. Pero no avanzaba: el sistema educativo está concebido para alimentar el intelecto de los niños, pero no el corazón.
¿No exagera?
A los niños se les orienta para ser competitivos en algo, y así conseguir un trabajo y que ganen dinero y más dinero. ¿Eso es todo, señores? ¿Y qué pasa con sus vidas? ¿Lo ve? ¡Todo está enfocado a tener y no a ser!
Y cambió la pedagogía por la psicología.
Sí. Me especialicé en terapia gestáltica y ganaba mucho dinero en mi consulta. Tuve 15 coches sucesivos, una casa llena de cosas… Y tampoco me pareció que así el mundo mejorase mucho…
Y dejó también la psicología.
Lo dejé todo. Fui regalando a vecinos y amigos mis libros, el coche, mis muebles, mis pertenencias… Cuando el salón de casa quedó vacío… ¡me puse a bailar, a bailar..! Me sentí tan ligera, tan libre, tan feliz…
¿Y sus cuentas corrientes?
Mi madre siempre decía: ‘ ¡Cómo me gustaría que me tocase la lotería para regalaros dinero!’ Eso hice yo con mi dinero: lo repartí entre mis hijos y luego cancelé las cuentas.
¿No le han dicho que está loca?
Sí, muchas veces. Pero que conste una cosa: yo no incito a nadie a que haga como yo.
¿Y por qué hace esto?
Empecé a plantearme si realmente necesitamos tantas cosas, y comprar y comprar. Y me convencí de que no, de que son posibles formas de vida que no pasen por el dinero. El dinero, como símbolo del coste de las cosas, es un invento práctico, comodísimo. Fue un gran avance, es verdad, muy útil para el intercambio… hasta que se convirtió en un valor en sí mismo, y acumularlo es la meta, y su posesión mide el valor de la gente: ‘ tanto tienes, tanto vales’ . ¡Estoy en contra!
Cuando su casa quedó vacía, ¿qué hizo?
Abandonarla. Unos amigos iban de viaje y me dejaron la suya a cambio de arreglarles el jardín. Ahora duermo en la buhardilla de la oficina de unos amigos. Yo les limpio y me ceden también el uso de un ordenador.
¿No es una vida muy dura?
Al principio lo pasé mal. No quise pedir ayuda a nadie. La soledad… Fue duro. Pero, poco a poco, haciendo trabajos a cambio de cosas, creando una red de trueque…
¿Cómo es eso?
Fundé con otras personas, en Dortmund, un centro de intercambio de ‘ dar y tomar’ : cada uno da lo que tiene y toma lo que necesita. Clases de cocina por clases de idiomas, un par de horas de canguro por un corte de pelo, pintar un piso por arreglar un jardín…
No me imagino viviendo sin un duro…
Pues yo, ahora, ¡soy más rica que nunca! Tengo de todo. Y hago lo que me apetece…
Yo tengo que pagar el cole de los niños.
¡No le pido que haga usted como yo! Pero le sugiero pensar esto: ¿puede prescindir de algunas cosas por las que hoy se afana tanto?
Imagínese que se pone muy enferma.
¡No imagino eso! Si imaginas algo, induces que suceda… Y si quieres algo, lo logras. Entre mis amigos hay médicos que me cuidarían, y yo les compensaría luego.
¿Aguantará usted así… hasta el final?
Sí, ¡me gusta mi vida! Escribo, hago cada día lo que me apetece: vivo. ¡Soy muy rica!

La revolución de una brizna de paja - Masanobu Fukuoka

 
Masanobu Fukuoka fue un agricultor, biólogo y filósofo japonés que dedicó su vida a desarrollar un sistema de cultivo orgánico conocido como el Método Fukuoka, aunque él mismo prefería llamarlo agricultura natural. Actualmente sus prácticas tradicionales pueden ser enmarcadas dentro de la permacultura.
La esencia del método de Fukuoka es reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible de modo que el suelo se enriquece progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumenta sin ningún esfuerzo añadido.
Entre sus principios de trabajo se encuentran no arar, no usar abonos ni fertilizantes, no eliminar malas hierbas ni usar herbicidas, no usar pesticidas o no podar.
En su obra La Revolución de una Brizna de Paja (click en el título para descargar) se destila parte de la sabiduría de este grandioso personaje. Un libro imprescindible, de fácil lectura y altamente inspirador. ¡Que lo disfruten!

Lean el libro completo acá: http://marcospcmusica.files.wordpress.com/2012/06/fukuoka-masanobu-la_revolucion_de_una_brizna_de_paja-permacultura-ecologia-agricultura.pdf

Salvemos Wirikuta Tamatsima Wahaa

Durante todo el año 2011 y 2012 se han desarrollado varias marchas en México DF  para intentar salvar Wirikuta, en las que El Huerto del Pozo pudo estar presente. Dicha marcha comenzó en la Plaza del Ángel para terminar en Los Pinos, frente a casa presidencial donde se expusieron los siguientes motivos de la movilización:
-Que el desierto sagrado de Wirikuta sigue amenazado por empresas mineras y agroindustriales que amenazan la supervivencia de este lugar fundamental para el equilibrio de la vida en el mundo,
-  Que a mas de un año de que el Pueblo Wixárika y con ellos miles de personas en el mundo alzáramos la voz por el intento de desaparecer uno de los lugares sagrados mas importantes del planeta y fundamental para cuidar la existencia del Pueblo Wixárika, que con la voz colectiva de sus asambleas comunitarias, que es portada por sus autoridades tradicionales y agrarias, por sus jicareros y sus ancianos, son la punta de la flecha que es el Frente en Defensa de Wirikuta Tamatsima Waha’a.
-  Que la respuesta del gobierno ante el reclamo ha sido dar mas concesiones y permisos a grandes empresas mineras y agroindustriales para devastar todo el territorio sagrado, a costa de la pobreza extrema en las comunidades del  desierto y acosta del asesinato a la cultura wixárika y al equilibrio universal del cosmos.
-  Que el desierto sagrado de Wirikuta sigue amenazado por empresas mineras y agroindustriales que amenazan la supervivencia de este lugar fundamental para el equilibrio de la vida en el mundo,
-   Que el Estado mexicano ha hecho caso omiso a sus obligaciones en materia de derechos indígenas, a los que se comprometió en convenios y tratados internacionales.
-  Que el Estado mexicano traiciona a su palabra empeñada en el pacto de Hauxa Manaká firmado en el 2008, entre el ejecutivo nacional y los gobernadores de cuatro estados de la república.
-  Que el Consejo Regional Wixárika ha decidido llevar a la ciudad de México su palabra dirigida a  los pueblos y gobiernos del Mundo.
Hoy, a  mas de un año que la palabra se convirtió en exigenciahistórica, en esperanza de que, es posible un mañana para todos los que seguimos dependendiendo de que el Sol nazca cada día.
Hoy, a  mas de un año que la palabra se convirtió en exigencia histórica, en esperanza de que, es posible un mañana para todas las
personas que seguimos dependendiendo de que el Sol nazca cada día.

Universidad de la Tierra - Chiapas


El centro inicia sus actividades en 1989 en San Cristóbal de Las Casas, con el objetivo de dar capacitación a jóvenes indígenas en oficios y artes. A este primer proyecto se unió en 1997 la constitución de la Sociedad Cooperativa de Productores y Sistemas Integrados Agroecológicos: Vandana Shiva, cuya tarea se centra en la producción, capacitación y asesoría agroecológica en zonas Indígenas de Chiapas. El centro toma como referencia el nombre de Vandana Shiva; científica, filósofa y escritora india pionera en la difusión de la
agricultura ecológica y el estudio de la biodiversidad.
A inicios de 2004, y ya en el actual terreno de la antigua carretera a San Juan Chamula, se constituyó La Universidad de la Tierra-Chiapas: Ivan Illich. Las áreas de trabajo en este centro son el Derecho Autónomo, Arquitectura Vernácula, Agroecología, Hidrotopografía,
Administración de Iniciativas y Proyectos Comunitarios/Colectivos, Electro-mecánica, Interculturalidad, Análisis de los Sistemas-Mundo, Estudios de (Post) y (Des)colonialidad y Filosofías y Teologías Contextuales. La Universidad de la Tierra-Chiapas se inspira en el
proyecto que Gustavo Esteva viene coordinando en Oaxaca y, a su vez, retoma planteamiento que se desprenden de los trabajos de Ivan Illich; de ahí su nombre. Además, cabe mencionar que la Unitierra-Chiapas mantiene convenios con algunas Universidad, como es el caso de la Universidad de Santo Tomás (Bogotá, Colombia), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Xochimilco) de la Ciudad de México y la Universidad
Iberoamericana de Puebla, México. Dentro de la organización, asimismo, existen centros de estudio que abordan diversas áreas de conocimiento. Por una parte está el Centro
de Estudios sobre Interculturalidad: R. Panikkar y R. Fornet-Betancourt que quedó constituido en 2004. También el Centro de Estudios, Información y Documentación: Immanuel Wallertein que inicia en 2004, el Centro Universitario de Filosofías y Teologías
Contextuales: Samuel Ruiz García de 2006, y el Centro de Estudios y Prácticas sobre Adisciplinariedad, Pluriversatilidad y Ecologías (de Saberes, Temporalidades, de Reconocimientos, de Lugares, de Producciones) que fue constituido en 2006.
En definitiva, un centro como el CIDECI confirma que en América Latina no sólo en política, sino también en el ámbito de la organización del aprendizaje, se está experimentando con nuevas prácticas. De esta capacitad para aterrizar proyectos e innovar en el campo de la pedagogía contemporánea, creo que mucho tenemos que aprender; especialmente en estos tiempos en que nuestras instituciones educativas, escuelas y universidades, son incapaces de dar una respuesta a los retos políticos, sociales, económicos y culturales de
hoy. De hecho, no estaría de más empezar a dejar de preocuparnos tanto por organizar y reorganizar la educación y empezar a dedicar más esfuerzos a aprender un poquito de esas otras experiencias realmente rompedoras que se están implementando lejos, sí, para la geografía de arriba, pero infinitamente cerca en la de abajo. Sin más solo me queda agradecer a todas las personas de la Universidad de la Tierra por todos los conocimientos que me han transmitido.

¿Quién dijo miedo?



 Nos envejece más la cobardía que el tiempo,
los años solo arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma.

El modelo de desarrollo capitalista, en particular en el marco del régimen de la política neoliberal dominante, se sostiene en el crecimiento de la producción y el consumo de bienes materiales de forma ilimitada cuando vivimos en un mundo finito, y otorga derechos y libertades del capital sobre los derechos y libertades de las personas y la protección de la naturaleza. En este marco, las grandes instituciones financieras han llegado a dominar la economía mundial y han intensificado la explotación laboral, la extracción de recursos y la especulación para la acumulación de ganancias.
Esto ha llevado a una mayor hambre, desigualdad, falta de tierras, desempleo, precariedad del empleo, endeudamiento, pérdida de ingresos y protección social, privación de los servicios básicos, despojo de las comunidades, migración forzada, degradación del patrimonio natural y cultural, crisis climática...
Por otra parte, las élites locales y globales y actores poderosos no rinden cuentas por sus acciones que tienen severos impactos sobre la sociedad y la naturaleza.  Podemos decir que no hay día que no nos despertemos con un sobresalto: la economía se hunde, vivimos demasiado bien y no podemos mantener este nivel de vida, los salarios tienen que bajar, los puestos de trabajo no se pueden mantener, los bancos no pueden dar créditos... Palabras que casi siempre proceden de personas o instituciones cuyas ganancias son muy superiores a las del resto de la población y que en absoluto están dispuestas a reducir lo más mínimo sus sueldos o los beneficios que reciben.
Lo importante es provocar el miedo, asustar, que no se pueda pensar y que todo el mundo trate de agarrarse a lo que sea, que esté dispuesto a saltar por encima del compañero, si es necesario, para salvarse. La forma de dar información y de jugar con las palabras condiciona la manera de pensar de la oblación ¡nos están adoctrinando!.
Según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) el miedo es la “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. El vocablo procede del latín metus, que tiene significado análogo. Como todas las emociones admite graduación, y así el diccionario ideológico de Julio Casares establece algunos términos asociados, como temor, recelo, aprensión, canguelo, espanto, pavor, terror, horror, fobia, susto, alarma, peligro o pánico.
Por voluntad premeditada o inercia, los medios se han aplicado con complacencia a infantilizar a la sociedad, con lo que se convierte en dependiente de una autoridad o principio superior. Con la colaboración entusiasta de muchos ciudadanos y ciudadanas, desde luego.
Mientras nos distraen con aspectos sin importancia —ley del tabaco, tarifas telefónicas, reducción del límite de velocidad— los asuntos cruciales pasan inadvertidos. Dirigidos y constantemente alarmados, con necesidad de tutela y motivación, no nos inmutamos ante las manipulaciones y aceptamos cualquier imposición.
Un número creciente de personas se rebela ante esta tendencia, la televisión — como otros medios tradicionales en crisis— pierde espectadores en cascada y la audiencia se reparte por el sinfín de ofertas. Pero todavía hay quien pondría las manos en el fuego por cualquier noticia si «lo ha dicho la tele». Son éstos quienes más tienen que aprender a cuestionarse y dudar de las verdades oficiales. De todas en realidad. Cuestionar es el principio del pensamiento crítico y propio.
Una maquiladora hondureña nos contó la experiencia de la lucha que un grupo de mujeres que nunca se había atrevido a alzar la voz había mantenido en la fábrica donde trabajaba. Cuando se unieron para hacer una huelga, los patronos se asustaron: «Nos temieron cuando dejamos de tener miedo», resumió. Es la gran lección que esta mujer y sus compañeras aprendieron.
El miedo fomenta la xenofobia, el odio y la envidia. Es necesario vencerlo porque es el mejor instrumento para que la población permanezca callada, dividida y enfrentada.
Los miembros más veteranos de esta sociedad del siglo XXI están en la obligación de dejar de estar mediatizados por el miedo, la timidez, la trivialidad de los compromisos sociales, por las falsedades religiosas, por las actitudes pasivas que nos asemejan a una especie de avestruz humana que esconde la cabeza debajo del forro de la chaqueta y que se tapa los oídos y los ojos para no vivir lo que ocurre ante nuestros ojos, siguiendo el lema de «ver, oír y callar».
Se requiere un respeto profundo y la comprensión de la simbiosis de la gente y el mundo natural en lugar de la valorización y comercialización de la naturaleza como meros recursos y sumideros porque es la inercia del sistema. Como parte de este programa de transformación, desafiamos a nuestros gobiernos e instituciones internacionales para romper con el actual modelo de desarrollo y llevar a cabo reformas significativas que realmente respondan a las necesidades de las generaciones presentes y futuras.
Ha llegado el momento de superar los límites de lo posibles y hacer realidad mañana muchos imposibles de hoy, esto no es una Utopía es una entelequia. Así que ahora te toca a ti cerrar el periódico apagar la televisión y escribir tu propia historia de cambio, que es la misma que la nuestra, y disfrutar de este sueño que se llama realidad.

Daniel Boyano Sotillo
Amazonía, 7 de noviembre de 2012

Fuente: Fusión de varios artículos

La Reina de la Chatarra se une al Huerto del Pozo



Permacultura y Gestión de Riesgos de Origen Ambiental


 "Todavía no se si los ríos, montañas, árboles...
son muy grandes, o los seres humanos muy pequeños"

Después de convivir y documentarme sobre varios pueblos originarios tan diversos como los Celtas europeos, los Incas andinos, los Mayas mesoamericanos o algunos grupos étnicos que todavía hoy día sobreviven manteniendo sus costumbres en la Amazonía, llegué a la conclusión que estas personas estaban y están mejor preparadas ante las amenazas de origen natural que la actual sociedad occidental que día tras día se extiende más en el mapa mundi con su pensamiento único. Estos pueblos originarios tenían sus viviendas y actividades productivas, que les mantenían el sustento, en áreas sin riesgo o con los métodos suficientes para superar esas amenazas y no ser vulnerables ya que respetaban a la tierra o pacha mama y conocían su funcionamiento al pertenecer a este sistema de manera equilibrada cerrando círculos naturales. Algunos ejemplos de ello podía ser la construcción de terrazas en laderas totalmente adaptadas al terreno por parte de los Incas, las viviendas elevadas que se construyen en la Amazonía para superar las crecidas fluviales o los castros Celtas localizados en las zonas altas de las colinas que les permitían un mayor control visual del terreno además de evitar zonas inundables o susceptibles de movimientos en masa.
 Autores tan representativos del neoliberalismo capitalista, como Francis Fukuyama, manifiestan que la sociedad occidental ha llegado a su punto máximo de desarrollo y que el resto de culturas, pueblos o etnias del mundo debían aceptar este sistema para llegar ese pico de desarrollo económico, social, ambiental y cultural, y yo preguntó, y como dice Eduardo Galeano, señor Fukuyama ¿no se ha fijado que el mundo está patas arriba? En algunos aspectos hemos sufrido una involución al alejarnos de la naturaleza y querer controlarla.
Partiendo de esta crisis actual, entiendo crisis como cambio, principalmente moral, base para el resto de transformaciones, la permacultura pretende recuperar dichas formas ancestrales de entender y afrontar la vida imitando a la naturaleza y manteniendo su base teórica en los movimientos ecologistas y las culturas originarias. En este caso ¿se podría tener un enfoque permacultural para afrontar la Gestión de Riesgos Ambientales en el siglo XXI? personalmente opino que si ya que buena parte de estos riesgos están asociados a la vulnerabilidad de las personas, por un lado económica, que les recluye espacialmente a los territorios con menor valor económico, y por lo general más propenso a amenazas naturales como fondos de barrancos o quebradas, lugares con excesiva pendiente, áreas inundables... y a la vulnerabilidad social o cultural ya que el pensamiento único capitalista neoliberal citado anteriormente les ha marginado, excluido y hecho olvidar, mediante publicidad diversa, del modo de vida equilibrado y armónico de sus antepasados. Asimismo todos los aspectos de la vida se han capitalizado y monetarizado, todo se puede comprar y vender, dejando de lado y olvidándonos de las externalidades negativas sobre la naturaleza o incluso sobre nuestras emociones, de ahí el malestar personal o el incremento de personas con tratamiento psicológico a pesar de presentar unas condiciones económicas óptimas.
A modo de conclusión, ya no sirven las respuestas del mundo occidental para superar los problemas de los seres humanos. Es necesario  recuperar el modo de vida de nuestros ancestros, mujeres y hombres, a través de la permacultura para adaptarnos a la problemática de nuestros días, se podrían reducir  vulnerabilidades, ya que hay que recordar que la idea principal de la permacultura es la imitación de la naturaleza para obtener sinergias positivas entre la misma y el ser humano, y obviamente las amenazas de esta forma los riesgos se reducirían.

Daniel Boyano Sotillo
Cumandá, 17 de octubre de 2012

¿Se puede trabajar 21 horas semanales? SI

El estudio ‘21 horas: Por qué una semana laboral más corta puede ayudarnos a prosperar en el siglo XXI’, que resume este artículo, argumenta que liberar tiempo del trabajo remunerado puede ayudar a vivir de forma mucho más sostenible y satisfactoria.
 https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPm5kYuXfp-tzuBwyeu3cqdNLkYD0JGqFMIJAWN2XYf5JLqrTinKPbxJSxeXv_cvAGSC1hK743vhB6Bn5AOHKEgQXAiWYEBKzVanSn5VhYb5-uJ7Hoa8yCbfOFwIl4SJBzSPba2U2LQXv_/s1600/semana+laboral.jpg
Los retos ecológicos y sociales del siglo XXI nos incitan más que nunca a promover soluciones innovadoras para iniciar la transición hacia un mundo sostenible y equitativo. En este marco, la crisis sistémica es una oportunidad sin precedentes para poner en cuestión algunas ideas del pensamiento actual hasta el momento intocables. La semana laboral de 35-40 horas es una de estas ideas: estructura las sociedades industrializadas en torno a un modelo que nos empuja a trabajar más, para ganar más y consumir más y convierte el tiempo, así como el trabajo, en una mercancía normal y corriente.
Muchos y muchas de nosotros/as consumimos más allá de nuestras posibilidades económicas y más allá de los límites de los recursos naturales, aunque de formas que no mejoran en absoluto nuestro bienestar y felicidad (en España, las tasas de paro y pobreza superan el 20%). Dicho de otro modo, una economía basada en el continuo crecimiento económico y el pleno empleo en los países de ingresos altos, a su vez basados en el trabajo productivo y remunerado a tiempo completo, hace imposible lograr los objetivos urgentes de reducción de emisiones de carbono o de lucha contra las desigualdades cada vez mayores .
Por tanto, apostar por la gran transformación significa romper el poder del viejo reloj del trabajo heredado del capitalismo industrial para liberar tiempo para vivir vidas sostenibles, sin añadir nuevas presiones. Siguiendo los pasos del informe 21 horas de la New Economics Foundation, consideramos que una semana laboral mucho más corta es uno de los pilares de esta gran transformación socio-ecológica.
Asimismo, las razones por las que se proponen las 21 horas semanales se pueden clasificar en tres categorías, que reflejan tres esferas interdependientes, o fuentes de riqueza, que derivan:
1. Proteger los recursos naturales del planeta
Avanzar hacia una semana laboral mucho más corta ayudaría a romper el hábito de vivir para trabajar, trabajar para ganar, y ganar para consumir. La gente podría estar menos atada al consumo intensivo en carbono y más apegada a las relaciones, al ocio (no productivista), y en general a lugares y actividades que absorban menos dinero y más tiempo. Ayudaría a que la sociedad se las arreglara sin un crecimiento tan intensivo en carbono y recursos naturales, y a dejar tiempo para que la gente viva de forma más sostenible.
2. Justicia social y bienestar para todo el mundo
Una semana laboral normal de 21 horas podría ayudar a distribuir el trabajo remunerado de forma más homogénea entre la población, reduciendo el malestar asociado al desempleo, a las largas horas de trabajo y al escaso control sobre el tiempo. Haría posible que tanto el trabajo remunerado como el no remunerado fuera distribuido de forma más igualitaria entre hombres y mujeres; que los padres y madres pudieran pasar más tiempo con sus hijos e hijas y que ese tiempo lo pasaran de forma diferente; que la gente pudiera tener una mejor transición de la actividad remunerada a la jubilación y, en definitiva, tener más tiempo para ocuparse de los demás, de participar en actividades locales, y de hacer otras cosas que sean de la elección de cada uno.
3. Una economía fuerte y próspera
Un número menor de horas de trabajo podría ayudar a que la economía se adaptara a las necesidades de la sociedad y el medio ambiente, en vez de que estos se vean subyugados a las necesidades de la economía. El mundo empresarial se beneficiaría de que cada vez más mujeres pudieran entrar, a 21 horas semanales, en el mundo laboral; de que los hombres tuvieran una vida más completa y equilibrada; y de que hubiera un menor estrés en el lugar de trabajo asociado con los juegos malabares que supone compaginar el trabajo remunerado y las responsabilidades del hogar.

 Por otro lado, la propuesta de reducción de la jornada laboral entra dentro de una transición amplia y gradual que afecta a muchos ámbitos a la vez (educación para la sostenibilidad, cambio de modelo productivo, redistribución de las riquezas, reformas democráticas y políticas, etc.).
Por tanto, vemos necesario:
Cambiar las expectativas: en la historia hay muchos ejemplos de normas sociales aparentemente rígidas que cambian muy rápido (el voto de la mujer por ejemplo). Existen algunos signos de condiciones favorables que están empezando a emerger para cambiar las expectativas de lo que sería una semana laboral normal. Entre los cambios que podrían ayudar se incluyen el desarrollo de una cultura más igualitaria, una mayor concienciación del valor del trabajo no remunerado, un fuerte apoyo gubernamental para actividades no mercantilizadas, y un debate nacional sobre la forma en la que utilizamos, valoramos y distribuimos el trabajo y el tiempo. Por ejemplo, es más que necesario un debate amplio, a nivel estatal y local, sobre lo que definimos como riqueza [5] al igual que se empezó, aunque de forma limitada, en Francia (véase los trabajos de la comisión Stiglitz), Reino Unido o en la OCDE (con su indicador del mejor vivir).
Lograr un menor número de horas de trabajo: incluyen una reducción gradual de las horas a lo largo de una serie de años en consonancia con los incrementos salariales anuales; un cambio en la forma en que se gestiona el trabajo para desincentivar las horas extras; una formación activa para combatir la falta de aptitudes y para conseguir que las personas que llevan mucho tiempo sin trabajo vuelvan a formar parte del mercado laboral; una gestión de los gastos del empresariado que sirva para recompensar más que para penalizar la contratación de más personal; garantizar una distribución de los bienes más estable e igualitaria; la introducción de regulaciones para normalizar las horas que promuevan acuerdos flexibles a los trabajadores, como por ejemplo el trabajo compartido, ampliaciones de excedencias por cuidados y años sabáticos; así como una mayor y mejor protección para los autónomos contra los efectos de los salarios bajos, muchas horas de trabajo, e inseguridad en el trabajo.
Garantizar un salario justo: entre las opciones para resolver el impacto que una semana laboral más corta pueda tener sobre los salarios se incluyen la distribución de los ingresos y de la riqueza por medio de mayores impuestos progresivos; un salario mínimo más elevado; una reestructuración radical de las prestaciones sociales; un comercio de emisiones de carbono diseñado para la redistribución de la renta a los hogares necesitados; más y mejores servicios públicos; e incentivar la actividad y el consumo no mercantilizados.
Mejorar las relaciones de género y la calidad de la vida familiar: es necesario garantizar que las 21 horas tengan un impacto positivo en vez de negativo sobre las relaciones de género y la vida familiar a través de unas condiciones de empleo flexibles que animen a una distribución más igualitaria del trabajo no remunerado entre hombres y mujeres; un sistema universal y de alta calidad de atención y cuidado infantil que encaje con el horario del trabajo remunerado; un aumento del trabajo compartido y más límites a las horas extras; jubilación flexible; medidas más firmes que impongan la igualdad salarial y de oportunidades; más empleos para hombres relacionados con el cuidado y la enseñanza en escuela primaria; más cuidado infantil, programas de ocio y tiempo libre, así como de cuidado de adultos utilizando modelos producidos de forma conjunta de diseño y prestación; así como el aumento de oportunidades para la acción local de forma que se puedan construir barrios en los que todo el mundo se sienta seguro y pueda disfrutar.
A modo de conclusión, pensamos que plantear una semana laboral de 21 horas no es solo un ejercicio provocativo y prospectivo para alimentar el debate y luchar contra la inercia, es también un ejercicio realista para reconciliar la protección del planeta, la justicia social y la economía.

Descargar el estudio completo: http://www.ecopolitica.org/downloads/21Horas/21horas_web.pdf